Pese al papelazo que han hecho los gobiernos emanados de la coalición PAN-PRD, estas dos fuerzas políticas insisten en crear un frente opositor anti-natura para afrontar unas elecciones presidenciales con un muy escaso margen de triunfo.
El Partido de la Revolución Democrática perdió la oportunidad brindada por Morena para unirse a su causa, en un ultimátum de Andrés López Obrador que poco eco hizo en sus ex correligionarios, quienes prefirieron permanecer firmes y obedientes.
El partido amarillo dejó pasar así lo que pudo representar la obtención de curules en el Congreso de la Unión y quizá hasta unas presidencias municipales.
Por su parte, el siempre orgulloso Acción Nacional sigue con los ojos vendados, sin darse cuenta que sus triunfos obtenidos el año pasado no fueron ni por sus siglas ni por sus candidatos, sino por el hartazgo que había hacia los gobernantes de esas entidades. Unos verdaderos rufianes.
Y el que celebra que no se hayan unido las fuerzas de izquierda con el Peje, es el Revolucionario Institucional, el cual desde ahora observa una competencia parejera con Morena, rumbo a la elección de 2018.
Lo sabe bien y actúa en consecuencia. Por eso de la guerra sucia que se ha desatado en contra del siempre polémico López Obrador, quien está agarrado de uñas y dientes a la premisa de “la tercera es la vencida”.
Bien dicen los eruditos en la materia que en México nunca se puede dar por muerto al PRI, jamás, pues aunque tuvo en la persona de Enrique Peña Nieto al presidente con la menor aceptación en la historia de este país y pese a que desde ahora se ven sólo vacas flacas a su interior, la experiencia, la estructura y sobre todo la maña y los recursos económicos, siempre se deben ponderar.
Estamos a poco más de una semana de las elecciones en tres estados, con especial importancia en el Edomex, por ser la entidad con el mayor padrón electoral, y a partir de ahí, se da el banderazo rumbo a 2018.