Una de las defensas del indio Juárez fue precisamente la educación, como parte obligatoria de todo país para alcanzar su progreso. En ella se deposita certeramente lo que se espera en el futuro de todo país, algunos no toman en serio este rubro y suelen verle como un lastre o sencillamente le dan poca importancia.
Nuestro artículo tercero Constitucional ha sufrido algunas modificaciones pero en esencia parece ser el mismo, resaltándose los conceptos de laicidad, gratuidad y obligatoriedad. Hoy muchos padres, llegan atreverse a exponer en los medios que algunas escuelas de gobierno les están obligando a dar una cuota para aceptar a sus hijos en el plantel, dan un detalle del uso de lo que se les pide y se muestran indignados cuando eso ha sido una práctica ya añeja de nuestro sistema educativo. Bien sabemos que la escuela no cumple con su concepto de gratuidad, que un 90 por ciento de los centros escolares de nuestra República siempre lo han solicitado. Lo interesante es entender el por qué se solicita y el qué se hace con ello.
A lo largo de la historia el gobierno ha sido incapaz de proveer de educación gratuita, ya desde la Colonia algunas órdenes religiosas se habían hecho responsables de la educación y al llegar la Independencia se continuó así ante la imposibilidad de que los nuevos gobiernos pudieran hacerlo. En parte por las constantes guerras que tenían los dos grupos que ambicionaban el poder –liberales y conservadores -, y por otra por una falta de organización de como gobernar éste país. A pesar de ello Juárez logra la creación de la Escuela Nacional Preparatoria así como la Escuela de Artes y Oficios para varones. ¿Y entonces?