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Agravios

Los mandos de la marina, encabezados por el almirante Vidal Soberón Sanz, aseguran que en sus operativos –sobre todo los más recientes en busca del escurridizo Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, dos veces capturado en lo que va del sexenio de la barbarie–, no se agravió a la población civil; pese a ello, los habitantes del llamado “triángulo dorado”, entre Sinaloa, Durango y Chihuahua, en donde los refugios del “capo” son abundantes, sostienen lo contrario y señalan la actitud bárbara de los marineros y marines infiltrados, a quienes acusan de disparar desde el aire contra comercios y casas de la población civil ajenas, según la misma versión, a cualquier tipo de conexión con el cártel encabezado por el recién fugado… con auxilio gubernamental. Un círculo cuya delgadez hace que se quiebre por todos lados.

Por supuesto, sobre lo anterior, caben dos lecturas: la primera tiene que ver con la manera cómo las fuerzas armadas –ahora en competencia–, han ocultado hechos terribles desde genocidios contra civiles –Tlatlaya, Tanhuato-, para proteger millones de dólares que acabaron sobre la mesa del general secretario, salvador Cienfuegos zepeda –Empeñados, Jus y Fundación Loret de Mola, 2015– y pudieran estar empeñados en evitarle escándalos y molestias a un gobierno civil vulnerable y limitado; el otro punto es más sencillo: no pocos de los habitantes de esta olvidada región sobreviven por la “generosidad” del llamado ahora “capo de capos” y a quien, sin embargo, parecen haberle dejado solo sus aliados, entre ellos Ismael El Mayo Zambada García. Pudieran estarle encubriendo, sea por interés o por miedo, mientras los rondines no cesan con limitados alcances y sólo para cubrir los expedientes de la simulación.

Publicado por
Redacción Quintana Roo