El estado de Quintana Roo le quedó debiendo a la democracia con la última reforma a la Ley Electoral de Quintana Roo. Lo que pudieron ser avances democráticos importantes para la administración pública estatal, se convirtieron en simulaciones y candados a temas fundamentales. Si el acceso a candidaturas independientes hubiese sido una garantía durante la última elección, se pudieron haber generado los cambios radicales tan necesarios para la administración pública; hubiese garantizado una transición democrática libre de compromisos con las dirigencias estatales y nacionales de los partidos políticos.
Por ello, el anuncio de la XV Legislatura del estado der haber llegado a un acuerdo respecto de la conformación de los temas que conforman la Agenda Legislativa es uno sine qua non, histórico: la gran oportunidad de profundizar en temas torales, todos, que nos permitan avanzar en la democratización del estado. Para darnos una idea, en términos de ciencia política, con el actual estado de circunstancias políticas generadas por el Borgismo (Roberto), que tienen que ver con las amplias y ampliadas facultades del Ejecutivo, representan un retraso sólo explicable en una analogía con el Estado Feudal, el extremo más alejado de la Democracia.
Por ello, reconocemos la trascendencia de los temas que componen la Agenda Legislativa. Anunciar por ejemplo, la desaparición de la Gran Comisión en la Cámara de Diputados, es un logro que abona directo a terminar con el Feudalismo en el estado, pues la figura del Presidente de la Gran Comisión, lo único que fomentó durante la historia de las Legislaturas en México, es la conformación vertical del ejercicio del poder.
La desaparición de la figura de “fuero” para los funcionarios públicos estatales abonan a esta democracia que pretendemos, incipiente pero, en términos de voluntad política, fortalecida con la participación de los ciudadanos en la confección de la agenda a través de la propuesta de los temas que tendrán que retomarse.
Reconocemos en esa Agenda la voluntad de avanzar en el tema de las candidaturas independientes y, quiero insistir, será fundamental llegar al fondo en cuanto a las garantías: reducir del 3 al 1 por ciento del equivalente del padrón electoral de las firmas de apoyo para candidaturas, entre otros.
Sin embargo, lo que no se entiende es el tema de la reducción a los recursos que –en teoría-, estarían recibiendo los candidatos independientes, cuando el gran tema es el abultado presupuesto con el que cuentan, hoy por hoy los partidos políticos provocando inequidad.