Roberto Lemus / Grupo Cantón
TULUM.— La crisis turística en Tulum ya no puede ocultarse tras discursos optimistas ni cifras maquilladas.
Empresarios del sector hotelero y comercial han levantado la voz con fuerza, denunciando el abandono de las autoridades estatales y federales ante la drástica caída en la ocupación y la falta de acciones reales que incentiven la llegada de visitantes.
La situación es crítica y, en palabras de uno de los empresarios más conocidos de la zona, Jorge Portilla Mánica, “se está apagando el motor turístico de Tulum y nadie parece querer meterle aceite”.
Durante años, Tulum se vendió como un paraíso de lujo, espiritualidad y conexión con la naturaleza, pero detrás de esa imagen se esconde una realidad cada vez más difícil de sostener: hoteles vacíos, restaurantes con pocas mesas ocupadas, comerciantes que sobreviven al día y un centro urbano que languidece por la falta de flujo económico.
“En Tulum, si tienes un hotel con frente de playa, está bien”, reconoció Portilla Mánica. “Pero hay muchos hoteles pequeños aquí en el centro de la ciudad, hay ocupación de Airbnb y mucha gente que viene a pasársela, pero si no tiene acceso al mar, por supuesto eso es lo que ha venido mermando la ocupación”.
El problema, señalan los empresarios, no es únicamente la falta de turistas, sino el cierre de accesos públicos a las playas y la sobreprotección del Parque Nacional del Jaguar, que limita severamente el desarrollo de nuevos proyectos turísticos y restringe el uso de espacios que podrían ser clave para la recuperación económica.
“La participación del sector empresarial, de los hoteleros, de los comerciantes, de todo, estamos haciendo un llamado para crear unas mesas de trabajo y poder llevar esta petición a la gobernadora”, urgió el empresario, “y a su vez que a través de la gobernadora nos abran la puerta en el centro de la república… para que nos den opciones a implementar en el área natural protegida, en el Parque Jaguar, para que se puedan abrir esas ventanas al mar para todos, no nada más para los tulumnenses sino para todos los turistas, nacionales y extranjeros”.
La advertencia es clara: sin acceso al mar y sin estrategias claras de promoción, inversión y apertura, Tulum se encamina a un colapso turístico que no solo afectará a los grandes consorcios hoteleros, sino a toda la economía local.
Decenas de pequeños hoteles, restaurantes familiares, artesanos y guías de turistas dependen de un flujo constante de visitantes que hoy se ha visto drásticamente reducido por una combinación de malas decisiones administrativas, inseguridad y ausencia de diálogo con quienes sostienen la economía del municipio.
Mientras tanto, la actividad turística en destinos como Playa del Carmen o Bacalar sigue mostrando mayor dinamismo.
Tulum, que durante años encabezó las listas internacionales de destinos imperdibles, parece irse desinflando en medio de restricciones, omisiones y una administración municipal que no ha logrado articular políticas eficaces de rescate.
“Espero que se pueda llegar a buenos acuerdos importantes para poder seguirle dando aceite a lo que tiene nuestro motor turístico”, remató Portilla Mánica, dejando en claro que el tiempo para los diagnósticos ya pasó.
Hoy, los empresarios piden acciones concretas, voluntad política y una estrategia que no solo proteja el entorno natural, sino que garantice el sustento de miles de familias que dependen del turismo.