PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- José Miguel Arteaga, a simple vista parece un ciudadano más de Playa del Carmen, originario de Morelos, pero en el fondo cuenta una historia interesante, una de cientos de miles que tiene esta ciudad.
Don Miguel vive desde el año pasado con su esposa y sus dos hijas en Playa del Carmen en una modesta casa de la colonia Colosio; un patrimonio que forjó con esfuerzo, pero trabajando dos años de forma legal, y más de 10 como indocumentado en Estados Unidos.
Compartió con Quintana Roo Hoy, desde su trabajo en un tradicional café de la colonia Centro, que con un grupo de 40 mexicanos de diferentes lugares cruzó el desierto de Arizona en 1999 durante dos días, después de viajar y trabajar el campo en varios estados, se estableció a la industria restaurantera como ayudante de cocina.
Fruto del trabajo
Narró que durante su último trabajo le pasó; “lo mejor, podía tener lo que quisiera, el mejor celular; y fui por mi camioneta nueva a la agencia, la sacó mi jefe porque no tenía papeles… Pero la navidad, mi cumpleaños y otras fechas importantes estaba solo, y creo que eso es lo más feo que te puede pasar cuando estas allá”, expresó.
Cambió de mandar de 300 dólares a mandar, “a veces mil a la semana”, dinero que administraba su esposa, y que pudo invertir en lo que ahora es su hogar, sin embargo, eso le trajo problemas.
“Por supuesto que no es fácil, recuerdo que alguna vez logré conseguir algunos documentos, mi seguro social en Arizona, pero por depositar mil dólares me hicieron un seguimiento…; me deportaron, me tardé mucho tiempo, era más difícil cruzar, pero regresé de manera ilegal y estuve trabajando el mismo restaurant de comida mexicana, también 12 horas”, y sonrió.
Valió la pena
Con relación al panorama por la entrada de Donald Trump como presidente de la Unión Americana, opinó que la mayor parte de la comunidad hispana no tiene miedo a sus amenazas, puesto que muchos conocen sus derechos y la policía no puede pedir documentos si no hay un aparente delito de por medio.
No obstante existe cierta preocupación por la pérdida de garantías en servicios básicos o la posible creación de reformas que obliguen a contratar el recurso humano con características puntuales, entre ellas, una legal estancia en Estados Unidos.
Por otra parte, aseguró que el programa “Bienvenido Paisano, es mentira, no cumple con las expectativas o las promesas de promoción; a mi llegando me cobraron los oficiales de aquí, de México, 20 dólares para poder entrar al lugar que siempre ha sido mi casa; y ya luego que entré nadie te da trabajo porque no tienes referencias”.
Finalmente, pese los altibajos, dijo que valió la pena el trabajo, esfuerzo, a veces frío y otras situaciones que vivió por alrededor de 12 años en ese país, pero más que recomendar la experiencia, citó; “es una decisión que cambia por completo a las personas, independientemente de la historia que heces o el dinero que ganes, sin duda lo bueno es que te hace más fuerte; y ahora trataré de poner mi propio negocio de comida”. (René Guadarrama / QUINTANA ROO HOY)