El impacto de las perforaciones en las cuevas y el manto acuífero ya están alterando la calidad del fluido
Carlos Águila Arreola / Grupo Cantón
(Primera de tres partes)
CANCÚN.- Diversos activistas alertan que aún no se dimensiona lo que representa la introducción final de miles de pilotes al subsuelo quintanarroense para la construcción del Tramo 5 Sur del Tren Maya, pese a que se advirtió del “atroz” daño al medioambiente.
La necedad del gobierno federal está por destrozar el Gran Acuífero Maya (GAM) —apenas es el principio— luego de la introducción de las enormes columnas de concreto y acero (casi dos metros de diámetro por casi ocho de altura) en las cuevas del sistema Aktun T’uyul.
El Tramos 5 Sur corre de Playa del Carmen a Tulum y sería inaugurado en febrero; a lo largo hay más de 100 cavernas solo en la parte de la Riviera Maya, que forman parte de intrincados sistemas que forman la segunda red de aguas subterráneas más grande del mundo.
La primera es el Sistema Acuífero Guaraní (SAG), reservorio subterráneo que ocupa aproximadamente un millón 200 mil kilómetros cuadrados, al sureste de América del Sur. Se estima que en el mundo hay entre ocho y 10 millones de kilómetros cúbicos de agua dulce subterránea.
Debajo hay “bosques de espeleotemas” (estalagmitas y estalactitas) y espejos de agua “espectacularmente cristalinos”. En Oppenheimer se hicieron las primeras perforaciones para la obra, donde se hincaron los pilotes que cruzan el suelo kárstico hasta el acuífero subterráneo.
Alteración
El buzo y ambientalista José Gabriel Urbina Bravo, integrante del colectivo Sélvame del Tren —primero que denunció la devastación— sostiene que el impacto de las perforaciones en los sistemas de cuevas y el manto acuífero repercutirá en la escasez de agua para las personas y animales.
Los primeros pilotes que soportan el andamiaje del Tramo 5 Sur —cama de lastre con balastro, durmientes y rieles— se ubican entre dos cuevas con enorme riqueza geológica y arqueológica: Manitas y Oppenheimer. Las obras ya están alterando la calidad del agua y destruyendo patrimonio.
“Manitas estaba en el trazo original, y cuando se toparon con ella ya la conocíamos e incluso hicimos la denuncia de lo que iba a pasar. También estaba Ocho Varas y más cuevas que mapeamos y fuimos poniendo en evidencia. Fue cuando decidieron «desviar el tramo»”, dice Urbina Bravo.
Uno de los fundadores de Sélvame del Tren, el buzo recuerda que “desvían” el tramo una treintena de metros para evitar Manitas; sin embargo, dirigen la ruta hacia otros vestigios arqueológicos y Oppenheimer, que hace parte del sistema palmario, que “es enorme y precioso”.
“Expusimos lo que iba a pasar… y nadie nos peló, y lamentablemente hoy ya están perforando; se ve claramente cómo las perforaciones han roto los domos. Ya no hay discusión: los pilotes entrando al acuífero, están impactando los cenotes y el agua, lo que el gobierno dijo que no haría.”
El óxido en el agua no debería estar allí, no es natural ni forma parte de la creación de este paraíso: “Las advertencias no eran ataques, eran para que se corrigiera y se garantizara el éxito del proyecto. Siempre estuvieron acompañadas de una alternativa, de una propuesta”.
CONTAMINACIÓN
Oppenheimer se descubre en junio pasado, tras uno de los tantos cambios al Tramo 5 Sur dizque para no dañar cenotes o cuevas con vestigios; es decir, se destruye por salvar Manitas, lo mismo que sucedió con cientos de cuevas como Luna Blanca y otras que ni siquiera nombre llegaron a tener
“Te envió un video de los pilotes bajo el agua oxidándose y cómo están contaminando el agua, ya la están impactando; también se ve cómo los cenotes han perdido visibilidad por la cantidad de sedimento, se ve lechoso. Hay que evaluar el impacto y la mitigación”, añade el submarinista.
Urbina Bravo recuerda que la supuesta Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para el Tramo 5 Sur fue tardía e incongruente con la realidad, tampoco incluía los pilotes y el puente atirantado… pero eso a quien impone el tren dentro de la selva maya no le importa, sostiene.
No eran acahuales, eran árboles. Se cortaron más de ocho millones solo en el Tramo 5; se impactaron y rellenaron cenotes; se destruyeron vastas secciones del (Gran) acuífero (Maya)… entonces, teníamos razón, estábamos exponiendo la verdad, mientras del lado oficial nos descalificaban
“Está en peligro el agua porque también están vendiendo la selva para desarrollos alrededor de las estaciones. Vamos a quedarnos sin agua potable porque la del mar que está por debajo va a subir, y en Quintana Roo tenemos la oportunidad única de prevenirlo… y no lo están haciendo”, concluye.