Redaccion / Grupo Cantón
COZUMEL.– La isla de Cozumel volvió a ser escenario de un episodio que refleja la delicada relación entre desarrollo turístico y conservación ambiental.
El pasado viernes, Óscar Rébora, titular de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo (SEMA), detuvo los trabajos de desmonte y tala de árboles en un predio cercano a la zona del cuarto muelle de cruceros.
Aunque la empresa contaba con un permiso de aprovechamiento forestal, no presentó un plan de manejo de residuos, documento fundamental para garantizar la correcta disposición de la vegetación retirada.
Ante esta omisión, Rébora aplicó el principio precautorio, deteniendo las labores y destacando que “en una isla de altísima fragilidad ecológica, cualquier duda debe resolverse siempre a favor del medio ambiente”.
La inspección también desató rumores en redes sociales sobre la supuesta detención del activista José Urbina, conocido como “Pepe Tiburón”.
Sin embargo, la autoridad aclaró de inmediato que no existía flagrancia ni orden judicial que justificara la detención, y el ciudadano fue liberado en el lugar, garantizando así el respeto a sus derechos constitucionales.
El debate sobre la construcción de un cuarto muelle en Cozumel no es nuevo, pero la acción de SEMA deja claro que en Quintana Roo las decisiones no se toman ni a favor de empresas ni de activistas, sino con base en la ley y la protección del patrimonio natural.
Con esta intervención, el gobierno de Mara Lezama reafirma su postura: el desarrollo turístico es bienvenido, siempre que no se ponga en riesgo la riqueza ecológica ni los derechos de la ciudadanía.
En una isla donde cada árbol y cada manglar cuentan, la vigilancia de las autoridades se traduce en un mensaje humano y contundente: el progreso no puede ni debe ser a costa del entorno ni de la comunidad.