CHETUMAL, Q. Roo.- La falta de oportunidades en el sur de Quintana Roo ha obligado a los gobiernos a convertir a la capital en el máximo empleador, lo cual ha generado una dependencia económica difícil de erradicar y que se volvió a sentir tras el despido masivo de personal al inicio de la presente administración estatal.
Tras la caída del “boom” comercial de Chetumal con la desaparición de la zona libre en 1994, fue el Gobierno de Quintana Roo el que entró al rescate de la base laboral de la ciudad, que dependía de las importaciones del “paraíso fiscal”.
De ahí en adelante la creciente contratación de trabajadores no frenó, hasta ascender a dimensiones que hoy cuestan al erario público el 90% de su presupuesto y que propició una dependencia, que a corto plazo no tiene solución.
Los datos históricos del Gobierno del Estado indican que fue en los tres últimos sexenios en donde el padrón de trabajadores se desbordó.
Joaquín Hendricks recibió su gobierno con alrededor de siete mil 500 empleados; sin embargo, al concluir, la cifra incrementó a 11 mil 500, cantidad que se elevó a unos 17 mil en la administración de Félix González Canto, y fue con el gobernador Roberto Borge que superó los 22 mil.
Luego de tantos despidos y acomodos, la cantidad se estancó en unos 20 mil, padrón que casi permanece intacto, pues oficialmente en la presente administración de Carlos Joaquín González, sólo se despidieron a cerca de 200 servidores públicos.
A esta cantidad hay que sumarle los cerca de tres mil 200 burócratas que conforman la plantilla laboral del Ayuntamiento de Othón P. Blanco, y también cerca del 50% de los 13 mil empleados federales en Quintana Roo.
La capital concentra a más del 50% de la burocracia de todo el estado, sin embargo, el recurso que representa hace posible que la economía de la ciudad se mueva.
DEPENDENCIA ECONÓMICA
Para el empresario Víctor Zapata Vales, Chetumal es una ciudad burocrática que dista mucho de desprenderse de esta dependencia económica, pues la ciudadanía y los empresarios dependen de este binomio que se ha enraizado con el Gobierno del Estado.
Consideró que en los gobiernos estatales hay un desorden en cuanto al padrón de trabajadores, hay una gran cantidad de empleados, está también las acciones de presuntos despidos y no falta las contrataciones.
Sin embargo, es la administración pública la que se ha convertido en el gran empleador de la gente en la capital y esta economía que genera es la que se encarga de mover la economía de la ciudad. Lo cual es fácil, pues en los últimos sexenios se han realizado despidos, y aunque en algunas ocasiones han sido mínimos, se ha resentido de inmediato.
El poder adquisitivo es el factor primordial en este caso, pues si la gente se queda sin empleo se reduce el circulante de dinero en la capital y el efecto que esto provoca es que la gente aplique solamente en sus necesidades básicas los recursos.
En este sentido, propuso que no se trata solamente de eliminar o reducir la plantilla laboral de los gobiernos estatales, municipales y federales, sino de impulsar esquemas y proyectos que ayuden a la generación de empleo y de riqueza, porque de lo contrario sólo se está agravando la situación económica de Chetumal, pues en muchos de los casos familias enteras están insertos en la burocracia y que han resultado dañadas.
Además de esta situación, las empresas locales se han sentido menospreciadas y en abandono, pues se dan preferencias a la iniciativa privada foránea, cuando en Chetumal existen empresarios con la capacidad comercial e industrial, y lo único que requieren en ocasiones es ser tomadas en cuenta.
SALARIOS A LA BAJA
En los últimos meses también, los salarios de los trabajadores han ido a la baja y esto también ha tenido sus consecuencias en la ciudad, pues la economía de los negocios depende del poder adquisitivo de las personas.
José Ruiz Morales mencionó que desde el pasado gobierno él y su hijo resultaron despedidos de la administración pública estatal. Desde entonces no han podido estabilizarse económicamente y han tenido que realizar trabajos temporales, además de intentar en diversas ocasiones actividades en el comercio informal.
Agregó que las ventajas que otorgaba un empleo en la burocracia son las prestaciones y la seguridad laboral; sin embargo, esto ha cambiado con el transcurso del tiempo, pues los sueldos no son onerosos para la base trabajadora y muchas veces son equiparables a la iniciativa privada, que como consecuencia a este círculo vicioso de dependencia económica no puede otorgar salarios dignos, salvo las grandes empresas nacionales que llegan a la capital, que en su mayoría sólo buscan mano de obra barata para obtener millonarias ganancias. (David Acosta / QUINTANA ROO HOY)