Por Francisco Verdayes Ortiz
CANCÚN, Q. Roo.
Más de 30 países de los cinco continentes dan testimonio de lo que ha sido y sigue siendo Silvia Lozano y el Ballet Folclórico Nacional de México, un binomio que ha conseguido innumerables reconocimientos y no en vano se les considera Embajadores de la Cultura Mexicana.
Ya son más de 55 años de rescatar, preservar, difundir y promover la multifacética identidad nacional, que Silvia ha presentado ante embajadores, reyes, príncipes y presidentes de las naciones más poderosas del orbe.
La maestra Lozano visita las instalaciones del Quintana Roo Hoy, y saluda al personal del periódico con una enorme sonrisa que contagia a los trabajadores de todos los departamentos. Sí, es la afamada bailarina, incluso actriz, que no sólo ha representado a México sino también al continente como sucedió en el Dubai Shopping Festival, realizado en la ciudad de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos.
¿Maestra cree usted que el folclore mexicano sea rentable, digamos que se pueda vivir de esto?
“Por supuesto que es rentable y no solamente en el país, también en el extranjero, especialmente Estados Unidos en donde hay muchísimo hispano y donde he tenido una respuesta maravillosa”.
Su trayectoria nos dice que es lo que gusta, pero… ¿qué es lo que le disgusta?
“Desvirtuar, cuando empieza a haber eso me retiro…. Desde siempre me he dedicado a preservar la originalidad y la autenticidad, presentando cuadros dancísticos que conservan los símbolos y el significado de hasta siglos de tradición e historia. Todos y cada uno de los elementos que forman la compañía: coreografías, vestuario, música, diseños escenográficos, operación técnica, todos cuidan cada detalle para que nada se pierda o se deforme. Cuando me presentaba en Xcaret vinieron antropólogos y musicólogos y vieron que todo estaba todo fundamentado, enriquecido sí, pero fundamentado…
Enriquecer ¿sí?…
“El folclore, la música y la danza, aunque tienen un carácter y una estructura sí podemos enriquecerlo con coreografía y con tecnología. Por ejemplo, un faldeo con luces… que se muevan los listones y de ellos se desprendan colores hacia arriba, y de repente, en el ‘chan chan’, pirotecnia con los colores del traje ¿eh?… No se falsea la verdad, pero sí le estamos dando originalidad”.
¿Lo que no se vale es inventar?
“Sí, también se vale inventar, pero cuando no tienes la información. Por ejemplo, en Michoacán hice la Boda Tarasca que es una tradición pero no un bailable, y yo le puse música y danza, toda inventada, y le puse ‘jarabillo de tres’, porque son tres quienes la bailan y luego me encuentro con que gustó tanto, que en Educación Pública ya la instituyeron oficialmente como danza, pero fue un invento”.
Me dicen que usted está investigando sobre el traje típico de Quintana Roo…
“¡Ya lo hice! Y me permití hacer una creación no sólo del traje sino también de danza, porque de lo prehispánico tenemos muchísimo, pero de lo mestizo sólo tenemos una copia de Yucatán, entonces me fui por el aspecto de los chicleros que es lo que caracteriza a Quintana Roo, el árbol del chicle…”
Oiga maestra, pero ya existen dos trajes de Quintana Roo: el del gobierno de Rafael E. Melgar y el del gobierno de Aarón Merino Fernández…
“Tiene razón, ya los vi, pero la verdad no me gustaron. Bueno, todavía el traje de maya pasa, pero el otro es una copia feíta del de Sinaloa, nada más que aquí le pusieron caracoles. Nosotros estamos retomamos el concepto de los chicleros y destacando el follaje de la selva de Quintana Roo, así hicimos el traje y le metimos música enriquecida”.
¿Cuándo podremos ver este trabajo?…
“Pues el Centro de Convenciones de Cancún tiene la intención de hacer una prueba de tres meses. Estamos hablando con operadores de turismo que le van a entrar. Ahorita estamos viendo los requerimientos técnicos. El Centro de Convenciones quiere una función por semana y los operadores quieren dos”.
¿Cuál considera que es el problema de México en estos momentos?
“Que estamos faltos de identidad y que no hay un sentimiento de pertenencia, esa es la problemática gruesa… Debemos conservar la esencia porque esa es la que se transmite y no lo estamos haciendo”.
La maestra Lozano asegura ser muy estricta en sus clases, y para muestra recuerda que en un certamen en Estados Unidos, su ballet se ganó el reconocimiento, por parte del hotel Hilton, de ser el grupo más disciplinado: “Yo les dije a los muchachos, en estos momentos estamos representando a México, y lo entendieron”.
Así es Silvia Lozano, la también creadora del festival de tradiciones de vida y muerte, de Xcaret, quien ya se prepara para llevar a Europa el mismo concepto pero con alta tecnología.
Algo que le preocupa a la maestra Lozano es la suerte que corren los bailarines, por eso está decidida a crear el Sindicato Único del Arte Nacional (Suart) que ya gestiona ante la Cámara de Diputados: “El bailarín –señala– no tiene ni siquiera un fondo de retiro y quiero que cuando ya esté grande haya lugares donde puedan recibirlo, porque el bailarín muchas veces queda solo”
Silvia acepta que han habido acercamientos de la CROC y la CTM, centrales obreras que buscan una alianza con ellos, “claro que vamos a necesitar de su ayuda –dice– pero no seremos una filial de ellos, porque será exclusiva de artistas y sobre todo de bailarines, aunque estamos teniendo respuesta de mariachis y hasta de gente de renombre como Maribel Guardia, por ejemplo”.
Escucharle hablar nos da una idea de que, además del baile, también la parte política le sienta bien y es que asegura querer reivindicar la palabra sindicato: “hay muchos candados en los estatutos porque no puede haber corrupción sí realmente queremos beneficiar a nuestros afiliados”.
Uno de los grandes proyectos de Silvia Lozano es crear la Universidad del Arte, y aclara que no se trata de una casa de la cultura ni una academia, sino una universidad en forma que aproveche el potencial turístico y el material humano de corte internacional que posee Quintana Roo. La Universidad del Arte contempla clases de primer nivel, pero buscando que el costo sea bajo para que la ciudadanía tenga acceso a ella.
A decir que la destacada bailarina, la Universidad del Arte se realizará en Playa del Carmen y estará en manos de la iniciativa privada, lugar en el que se enseñará –acota– danza folclórica, canto y música, para posteriormente seguir con materias como danza contemporánea, danza clásica, y más adelante sinfónica. “Ya se tiene el dinero –dice– pero la universidad apenas va a construirse.
Nacida en Puebla, Silvia Lozano inicia sus estudios en la Academia Mexicana de la Danza, en donde se gradúa en danza contemporánea y ballet clásico. Posteriormente egresa del Instituto Mexicano de las Bellas Artes como bailarina folclórica, y al mismo tiempo cursa estudios de pintura y arquitectura en la Academia de San Carlos. Su preparación la lleva a pertenecer al Ballet Folclórico de Amalia Hernández. En 1960 funda la compañía Cantos y danzas de México. Más adelante, ya dirigiendo el Ballet Folclórico Nacional de México Aztlán, firma un contrato con Columbia Artists Festivals (CAMI), y durante 18 años realiza presentaciones en Estados Unidos de Norteamérica, Canadá y Europa.