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Mexicanos, médicos de closet

Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo

La automedicación es una práctica muy cotidiana en México por lo cual el 80% de la población al menos una vez ha ingerido algún fármaco sin una receta médica, sin embargo, dicho hábito puede afectar seriamente la salud e incluso generar resistencia en el organismo a ciertos antibióticos, quedando vulnerable a infinidad de padecimientos.

Reportes de la Secretaria de Salud indican que la automedicación se está convirtiendo en un problema para el sector, pues esta práctica genera unas 84 mil consultas médicas anuales por reacciones a los medicamentos auto-recetados, que en algunos casos generan daños irreversibles.

Asimismo, la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) refiere que el 36.49 por ciento de los afiliados al IMSS optan por medicarse, y entre el principal argumento que los motiva en caer en esta práctica es la falta de tiempo para ir al doctor, creer que los síntomas no eran tan graves como para acudir a una consulta, y carecer de recursos a fin de pagar la asistencia médica.

Pero a esta problemática también se suma el que tres de cada diez padres mediquen a sus hijos, asociando síntomas con enfermedades que han padecido ellos, familiares e incluso amigos, en sí se estima que al menos 1.9 millones de derechohabientes traten así los problemas de salud de los miembros de la familia.

En ese sentido, el médico familiar Ángel Galindo Astudillo, explicó que el auto-recetarse se ha convertido en un hábito entre los mexicanos y ha sido generacional, pues los hijos lo vieron de los padres, los padres de los abuelos y se convirtió en una cadena que ha sido difícil romper, aun con las campañas de concientización contra la automedicación.

Otro punto, dijo, es que las empresas farmacéuticas también han fomentado que las personas se automediquen, ya que instruyen al personal a recomendar ciertos medicamentos ante los convenios con las patentes, además de los porcentajes de venta.

De hecho, algunas empresas establecen campañas de mercadotecnia para aumentar las ventas de algunos productos, en donde aplican descuentos, e incluso, cuando el cliente llega a la caja a pagar, los vendedores tienen la instrucción de recomendar por lo menos dos medicamentos para incentivar el consumo, refirió.

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“Esto sucede generalmente en la farmacias de similares o genéricas, en donde para evitar sanciones de las autoridades del sector salud ofrecen servicios médicos a bajo costo o gratuitos, cuyos encargados generalmente son estudiantes de medicina; todo para acaparar al paciente, que es considerado como un potencial mercado”.

Galindo Astudillo, añadió que en el país aún hay medicamentos que requieren recetas médica y se venden por la libre en las farmacias, de ahí la urgencia de reforzar la vigilancia en este tipo de establecimientos, que incluso comercializan los llamados “productos milagros”.

“En este aspecto las autoridades del sector salud y riesgo sanitarios no deben bajar la guardia, ya que con esas estrategias de venta se contribuye a que los índices de la automedicación sigan a la alza, por lo tanto en la medida en que se ponga freno a estas prácticas, la población encontrará restricciones para la automedicación”, apuntó.

Más caro el caldo…

De acuerdo a referencias del IMSS, sólo por la automedicación para tratar problemas gripales, las personas pueden sufrir complicaciones como otitis, farigoamigdalitis, neumonía, bronquitis y sinusitis; en cuanto a las aspirinas, el consumo de cien miligramos de esta sustancia provoca que la sangre coagule lentamente, de modo que el sistema sanguíneo se vuelve más pausado, y si el paciente llegara a sufrir un golpe durante ese periodo podría exponerse a un accidente cerebrovascular.

Por su parte, la química farmacéutica Adriana Mora Cañero, explicó que los medicamentos aparte de actuar de acuerdo a sus componentes generan ciertas reacciones según la condición de cada persona, por ello la importancia de que estos sean recetados por un médico, quien previamente habrá evaluando su condición.

Agregó que hay fármacos que pueden generar efectos colaterales, es decir, curan una determinada enfermedad para la cual se administra pero provoca otros malestares como resequedad en la boca, mareos o insomnio, situación que debe ser monitoreada por el médico.

De igual forma, un medicamento se aplicar a través de dosis pero si no es prescrito por un médico se puede abusar de las cantidades que requiere el organismo, formando úlceras, dolor de estómago y diarreas, y en el caso de los antibióticos puede dar inmunidad a ciertas bacterias y virus, de tal suerte que al final, con la automedicación se atenta contra la salud.

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Publicado por
Redacción Quintana Roo