Entrevista a Juan Morales de la Garza, consultor organizacional y humano
Destaca que la incorporación de nuevos procesos de pensamiento y autogestión son claves para romper con ese círculo vicioso, que excluye a muchos mexicanos del desarrollo humano
Alfonso Castro Noriega
Quintana Roo Hoy
Con más de 25 años de experiencia como consultor organizacional y humano, Juan Morales de la Garza nos comparte su experiencia sobre las áreas de oportunidad personales y profesionales que podemos generar para erradicar la situación de pobreza.
¿De qué manera el proceso de desarrollo organizacional y humano mejora la calidad de vida de la población?
Al hablar del desarrollo humano, como primer punto, mencionaría que se trata de enseñar a la gente a que tome sus propias decisiones: buenas, regulares o malas, pero que las tome asumiendo las consecuencias de las mismas.
Otra prioridad es la de pacificar al ser: la gente tiene que aprender a tener contacto consigo mismo para que lo que esté haciendo sea por gusto, con gusto y a gusto. Si reunimos estas tres características en la persona, su potencial será realmente efectivo y el índice de resistencia para tomar nuevas decisiones o para trabajar en equipo se reducirá.
En el caso de las empresas y las instituciones, el primer reto es la comunicación interna. Nuestro lenguaje, nuestras conversaciones diarias están impregnadas de muchísima basura: chismes, temas intrascendentes y el evadir tomar desiciones.
¿El avance de la pobreza y desigualdad hacen inalcanzable el desarrollo humano para la mayoría de los mexicanos?
En las cifras, si hablamos de la población mundial, el desarrollo humano puede parecer inalcanzable, pero es muy alcanzable si hablamos de una sola persona trabajando consigo misma para que lo que tenga que hacer lo haga bien. Si primero fomentamos el que la persona esté a gusto consigo mismo, cualquier cosa que realice no va a estar manchada por la frustración, indiferencia, envidia, el celo y, sobre todo, por el ego.
Más que poner organigramas de jerarquías, hemos de crear organigramas de responsabilidades. Cuando primero tenemos responsabilidades con nosotros mismos, los resultados se dan por añadidura.
¿Por qué han resultado tan ineficaces, para brindar bienestar, las estrategias de políticas públicas que diseña e implementa el Estado?
Estas estrategias son extraordinarias para la fotografía, pero pésimamente diseñadas para que sean funcionales.
Para las instituciones es muy lucrativo mantener programas que alimentan un capital politico a través de un mercado cautivo de gente necesitada de su apoyo.
Todos los programas que, históricamente, han recibido en sus comunidades no son para generar autosuficiencia, sino dependencia. Se ha creado y heredado una mentalidad de pobreza en nuestra cultura y este es el mayor cáncer que tenemos.
¿Cómo pueden los grupos más vulnerables escapar de la trampa de la pobreza?
La gente toma su decisión de ser o no ser pobre, a partir de su riqueza humana. En nuestro país contamos con gente noble, con grandes capacidades y espíritu de lucha cuando tienen la oportunidad de trabajar en el medio adecuado. Ellos pudieran dejar de ser pobres si se estimulan esas virtudes y capacidades que tienen con un programa de desarrollo que les permita crear autosuficiencia y no solamente regalarles una despencita, láminas o costales de cemento.
¿Somos una sociedad fracturada, sin éxito frente a la desigualdad, o aún podemos crear los desafíos que nos permitan alcanzar bienestar y prosperidad ?
Siempre podemos. El que tome decisiones siempre puede, ya que el único momento en que no podemos hacer algo, es cuando dejamos de tomar decisiones.
En el desarrollo humano, una de las primeras claves es que nuestras actitudes desarrollen nuestras aptitudes, y la única manera de desarrollarlas es decidirlo. Si la persona decide luchar, esforzarse, emprender y caminar hacia adelante, por supuesto que lo va hacer. Tenemos ejemplos históricos de personas que, con las posibilidades en contra, generaron historias de éxito.
¿De qué manera debemos contribuir en lo individual y en lo colectivo en el progreso del desarrollo humano?
Tenemos que ser propositivos: el que no ayude que no estorbe. Yo no puedo concebir la idea de exigir una mejor educación a través del vandalismo; no puedo concebir que México tenga un mejor desarrollo a través de la corrupción y la impunidad, del cinismo con que se manejan esos dos conceptos de corrupción e impunidad.
Hay una ética que tenemos que rescatar, pero no podemos lanzar la exigencia de esa ética a nivel social si primero no es una actitud personal con la que estemos asumiendo el desarrollarnos nosotros mismos. Tenemos que actuar localmente para ser funcionales globalmente. Si localmente no somos funcionales, eficientes, éticos, respetuosos y con desiciones, globalmente jamás vamos a hacer nada.
Con un sistema educativo simulador y fallido, ¿cómo construir estos valores en las nuevas generaciones?
Es muy importante resaltar desde nuestros entornos educativos el reconocimiento de esos valores, pero también el reconocimiento de decidir, defender y promover esos mismos valores. No los tenemos en las aulas, hemos dado pasos hacia atrás, pero aún podemos retomarlos.
Independientemente de la ahora llamada Reforma Educativa, se necesita un replanteamiento a fondo con todos los instrumentos que las ciencias y las neurociencias de la educación nos brindan para desarrollar mejores programas educativos y generar mayores capacidades en los estudiantes.
Necesitamos recuperar elementos que se perdieron en nuestros programas de educación como el civismo, análisis más profundos de la historia, ética, filosofía y ortografía, se perdió también la forma de expresarse correctamente; ya no vemos los concursos de oratoria, declamación ni actividades artísticas.
¿Se pueden generar prácticas educativas innovadoras con estos rezagos?
Ahora contamos con la tecnología para generar programas que a nivel nacional se homologuen. No nada más los contenidos, sino con la pedagogía adecuada para poder inducir a ese conocimiento.
No se trata de estimular nada más la memoria para que recuerden datos o que sepan los aspectos matemáticos o lógicos para resolver ciertos problemas. Necesitamos generar la autogestión autodidacta de investigación, necesitamos fomentar la curiosidad, la creatividad, cosas que enaltezcan el espíritu del ser como las actividades artísticas y culturales, y de exhibición que fuimos perdiendo junto con el concepto de cultura y valores que históricamente teníamos en México.
¿Necesitamos ser más participativos en las decisiones públicas y garantes del cumplimiento de nuestros derechos sociales?
La participación no es algo que la autoridad esté obligada a generar. El ser participativo y vigilante de lo que sucede con nuestras autoridades es una responsibilidad de civilidad del ciudadano.
Se necesita dinamizar desde el punto de vista del trato persona con persona y, a través de los diferentes medios de comunicación, dar seguimiento a los proyectos que esté generando la entidad.
¿Qué nuevos aspectos se han incorporado al concepto de desarrollo humano?
El desarrollo humano tiene tres líneas muy importantes que tienen que ver con la salud mental, emocional y espiritual. Subrayo la salud espiritual como un producto de comunicación interior y no como un dogma religioso.
Nuestra salud orgánica depende en más de un 90% de nuestra salud mental y emocional. Entonces, somos un país y una sociedad de enfermos, porque nuestras emociones y nuestros pensamientos no se sanan, están en constante conflicto. Si no aprendemos a diluir los conflictos, es lógico que todo nuestro cuerpo reaccione a ello.
Propones un proceso de pensamiento y autogestión que surge de tu libro “Fractura Mental” (2012). ¿En qué se diferencia del formato de motivación tradicional?
Hay una clara diferencia de los programas de motivación: éstos trabajan con el ego, con la ensoñación de la persona, de cómo se quiere ver.
El motivador le va a decir: ¡Sueña!, ¡Sí puedes!, ¡Reprográmate!… pero, finalmente, esta motivación genera un alimento para la frustración en cuanto la persona choca con una realidad que no puede controlar.
El esquema que propongo es la autogestión, donde la primera responsabilidad de la persona es con él mismo y la toma de decisiones que tiene consigo mismo. Eso tiene que ver con su comunicación interna que será un reflejo posterior en la comunicación externa con terceras personas y en su forma de trabajar.
¿Existe una fórmula para alcanzar la felicidad?
Existen millones de fórmulas y cada ser humano tiene la propia.
¿Y por qué tenemos tanta carencia de ella?
La mayoría de la gente huye de sí mismo. Todos sus reflejos en el ego tienen que ver con ser exitoso frente a los demás, y es un esfuerzo tan grande el tratar de convencer al resto del mundo que somos exitosos, que al último que le damos las atenciones es a uno mismo.
BIOGRAFÍA
Tiene estudios universitarios en sociología, filosofía, educación y desarrollo cognoscitivo, así como diplomados en psicología, desarrollo organizacional, liderazgo, administración de ventas y mercadotecnia, finanzas, percepción unitaria, lateralidad cerebral, seguridad, protección civil y filosofía de las artes marciales.
Autor de:
- “Vida y Muerte” (1984)
- “Cenizas” (1985)
- “Colapso” (1985)
- “La Historia de Decir Adiós” (1986)
- “Remedos” (1988)
- “Fractura Mental” (2012)
- “¿Qué Pasó Don Antonio?” (2013), narrativa
- “Delgadez” (2014), poesía y fotografía
Productor y conductor de radio y televisión en emisoras culturales, así como en Televisa, Grupo Promomedios Radio y Radio Fórmula.
Director de “Morales Asesores”, firma de consultaría con 25 años de experiencia en proyectos con los tres niveles de gobierno, empresas y universidades, entre otras. Sus Programas de capacitación han superado los 750 mil asistentes.
Índice de Desarrollo Humano (IDH)
- Es un indicador del desarrollo humano por país, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
- México se ubica en el lugar 74 del ranking de desarrollo humano
- El IDH tiene en cuenta tres variables: vida larga y saludable, conocimientos y nivel de vida digno.