Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo.
En los últimos diez años, la migración de indígenas hacia Cancún y Playa del Carmen se ha incrementado en un 15%, población que por su baja escolaridad solo tiene cabida en la economía informal o son contratados en empleos que ofrecen salario mínimo.
Según datos del Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, en la entidad el 16.2% de la población es indígena, de los cuales el 64% están distribuidos en comunidades menores a los 2 mil 500 habitantes y el 31 por ciento ha migrado a la Zona Norte del estado.
Mercedes Hernández Rojas, exdelegada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), explicó que el hecho de que no haya políticas públicas encaminadas al progreso de las comunidades, la población se ve en la necesidad de salir en busca de una mejor calidad de vida; sin embargo, únicamente pasan a formar parte de los grupos vulnerables en las ciudades.
Comentó que, anteriormente la migración era esporádica, ya que alcanzaba el 5% anual, pero ante la crisis económica y la falta de apoyos productivos se incrementó en un 15% en los últimos diez años al grado de que existen comunidades donde prácticamente no hay jóvenes y lo más grave aún es que debido a la carencia de esa fuerza laboral, se ve afectada la producción agrícola de autoconsumo.
Hernández Roja, añadió que en el último censo que se realizó cuando se encontraba al frente de la Sedesol entre Cancún y Playa del Carmen, el 5% de la población era indígena, porcentaje que se incrementó a un 20%, pues también se han sumado migrantes que vienen de Yucatán, Campeche y Chiapas.
“Esta población se ve tentada a movilizarse por el espejismo que genera la industria turística, pero lejos de encontrar el bienestar que buscan, enfrentan dificultades para insertarse al mercado laboral, de tal suerte que terminan subempleados y si bien les van son contratados con un sueldo mínimo.
Esta situación, dijo, se debe a que el 15% de la población indígena no tiene ningún tipo de instrucción, de modo que al no ser mano de obra calificada difícilmente aplican para los empleos que requiere la industria, por lo tanto se enfilan al ambulantaje o emplean en labores del hogar o mantenimiento.
Mencionó que, la situación social de estos grupos se recrudece por tener ingresos bajos, lo que se refleja en su calidad de vida, de ahí que es muy común que vivan en cuarterías o asentamientos irregulares, prueba de ello es que el 20% de los indígenas que han migrado habitan casas que tienen piso de tierra, carecen de agua potable y de electricidad.
“Este es un problema social muy fuerte, que tienen que ver con aplicar políticas publica populistas, pues en vez de establecer programas productivos los empadronan para darles asistencia social que lejos de crear fuentes de empleos los acostumbran a depender del gobierno y de ahí viene la inquietud de los jóvenes de moverse hacia las ciudades”.
En ese sentido, mencionó que anteriormente los migrantes salían solos de sus comunidades y actualmente lo hacen en compañía de sus familias e incluso con la mamá o el papá y esto ha ocasionado un incremento en el nivel de pobreza tanto en Cancún como en Playa del Carmen.
En riesgo la lengua maya
En Quintana Roo, desde el 2011 empezó a acentuarse la migración de jóvenes indígenas a los destinos turísticos del norte u otras regiones urbanas, al grado que los cultivos primarios (maíz y frijol) que culturalmente se han realizado en la zona maya lo están haciendo cada vez más mujeres grandes y adultos mayores.
Aunque no sólo está en riesgo la agricultura tradicional, sino también la lengua maya, ya que según el Instituto Nacional de Lengua Indígena en Quintana Roo se vive “un proceso de extinción acelerado”, afirmó Joel Espinosa, delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
“Ante este reemplazo lingüístico debemos de encender los focos amarillos, porque la etnia está dejando de hablar su lengua materna, en especial los niños. Este fenómeno migratorio que hemos detectado en las comunidades es producto de la transculturización que viven los pueblos indígenas y desde las instituciones estamos trabajando para frenar en la medida de lo posible esta tendencia”, comentó.
Destacó que la existencia de la Universidad Intercultural Maya en el municipio de José María Morelos ayudará a revertir este fenómeno, porque preparan a los jóvenes de la etnia para que desarrollen proyectos en sus lugares de origen y así preservar sus tradiciones.
La primera generación de 90 estudiantes indígenas salió en 2011 y pese a los resultados que han obtenido en sus comunidades, muchos siguen optando por buscar trabajo en Cancún y la Riviera Maya.
No hay una medición precisa de cuántos jóvenes han abandonado sus comunidades para irse a estudiar o trabajar a los destinos turísticos de la Riviera Maya, Cancún o Tulum, pero en recorridos en las comunidades es posible ver que sólo los adultos están trabajando el campo, advirtió.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo realizó un estudio en 2002 sobre indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, en el que reveló la presencia de este fenómeno y cada año vemos que se ha ido acentuando, señaló.
La transculturización está dejando un “impacto tremendo” en la cultura maya. Es común ver a los jóvenes que migran a las zonas turísticas a trabajar y regresan hechos un “sheck”, una mescolanza de otras culturas, señaló Valfre Cen Cetz, ex presidente municipal de Felipe Carrillo Puerto.