CANCÚN, Q. Roo.- Aunque en lo que va de este año, el sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) no registra casos de explotación sexual Infantil, las cifras en Quintana Roo van a la alza, ya que en 2016 se dieron 12 casos registrados en los municipios de Benito Juárez, Solidaridad, Tulum y Othón P. Blanco. En 2015 se presentaron 10, aunque se logró evitar que se consumara más del triple de estos casos.
“El uso de internet por menores es peligroso, porque un enganchador puede contactar a su víctima, pero si los niños lo manifiestan se puede frenar la consumación del hecho y afortunadamente se han frenado incontables casos de este tipo”, comentó la funcionaria.
Un estudio de Unicef desde 2006, afirma que en Cancún, de cada mil sexoservidoras, 300 son menores.
De hecho, el estudio menciona que 350 menores asisten regularmente a controles sanitarios y que una parte importante de menores no asiste a ellos, pues laboran en establecimientos clandestinos no sujetos a este control o se prostituyen en redes sociales
En cuestión laboral, Carranza Aguirre dijo que no se puede hablar de explotación, cuando en muchas ocasiones el menor apoya con alguna labnor la economía de la familia.
“En algunos casos si podría haber, pero lo que se ha visto es que son pequeños que tienen que ayudar a la economía familias a causa de la situación del país, que es difícil”, ahondó.
En Quintana Roo se tiene conocimiento de que alrededor de 22 mil niños que trabajan, desde los cinco a los 17 años, en donde Cancún y Playa del Carmen tienen el 45 por ciento de este número.
¿Qué es la explotación sexual infantil?
Un explotador sexual es alguien “que se beneficia injustamente de cierto desequilibrio de poder entre él mismo y una persona menor de 18 de años, con la intención de explotar sexualmente a esa persona, ya sea para sacar provecho o por placer personal”.
Esta definición se formuló en Estocolmo, durante el Primer Congreso Mundial contra la Explotación Sexual de los Niños (1996) y se utilizó también en el Segundo Congreso Mundial realizado en Yokohama, cinco años después, en 2001. Dicha definición sirve para considerar la explotación sexual en relación con abuso sexual, violencia sexual y explotación sexual con fines comerciales. (Renán Moguel / QUINTANA ROO HOY)