Hace un año, el médico británico Jaco Nel contrajo septicemia, una bacteria infecciosa mortal, luego de que su mascota Harvey, una cocker spaniel, lamiera una pequeña herida de su brazo.
Nel contó a la BBC que después de eso desinfectó su brazo y continuó con su rutina; dos semanas después, dijo, comenzó a sentir síntomas de gripa, se sentía confundido y desorientado.
Fue hasta que su novia lo encontró inconsciente en su casa, que ingresó al hospital, donde detectaron que tenía septicemia; debido a que no fue tratado a tiempo estuvo en coma inducido durante cinco días y al despertar tenía su cuerpo totalmente negro, debido al daño causado en los tejidos por la coagulación anormal de la sangre.
Además fallaron sus riñones, tuvo que someterse a diálisis durante dos meses, perdió sus piernas de las rodillas para abajo, los dedos de sus manos, la punta de su nariz y sus labios quedaron con cicatrices.
Tras tres meses de terapia y con ayuda de prótesis, Nel logró volver a caminar y hacer su vida, relativamente, normal. Aunque se vio obligado a sacrificar a su perro, ya que era portador de la bacteria y por lo tanto un peligro para quienes tuvieran contacto con él.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la septicemia se produce cuando el sistema inmunológico se sobrecarga. Puede contraerse de diferentes maneras, desde la herida en un dedo hasta una infección urinaria, sin embargo, hasta el momento no hay claridad sobre qué es lo que la desencadena.
En el mundo hay 20 millones de personas que padecen esta enfermedad, de las cuales ocho millones no logran sobrevivir.