Varios científicos han mostrado su sorpresa por el tsunami que arrasó la ciudad de Palu (Indonesia) debido a que estiman que tuvo un tamaño desproporcionado en función del terremoto que lo precedió, según declaraciones recogidas por el diario estadounidense The New York Times.
Estas catástrofes suelen ser resultado de megaterremotos, cuando grandes secciones de corteza terrestre se mueven verticalmente a lo largo de una falla. Ese movimiento desplaza enormes cantidades de agua y crean olas que pueden viajar a gran velocidad durante miles de kilómetros.
Así sucedió en 2004, cuando olas de más de 30 metros de altura resultado de un terremoto de 9,1 grados recorrieron el océano Índico y acabaron con la vida de cerca de 250.000 personas desde Indonesia hasta Sudáfrica.
Sin embargo, el pasado 28 de septiembre la falla se rompió con un movimiento horizontal, que no suele provocar ese tipo de desastres.
El geofísico Jason Patton reconoce que “esperábamos que pudiera causar un tsunami, pero no tan grande“, pero señala el potencial que este suceso ofrece para realizar nuevas averiguaciones: “Cuando ocurren eventos como este, es más probable que descubramos cosas que no hemos observado antes”.
Este especialista ha indicado que una combinación de factores podría haber contribuido a que se produjera el tsunami y ha destacado que los estudios sobre el lecho marino pueden ser relevantes, porque “no sabremos qué ha causado” esta desgracia.
Uno de los hechos que ha podido influir es la localización de Palu: se encuentra al final de una estrecha bahía, de modo que la costa y los contornos del fondo podrían haber enfocado la energía de las olas y haberlas guiado hasta aumentar su altura según se aproximaban a la costa.