CANADÁ.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció el viernes la prohibición inmediata de más de 1.500 modelos de fusiles de asalto de calibre militar, menos de dos semanas después del peor tiroteo de la historia del país, que dejó 22 muertos.
“Estas armas fueron diseñadas con un solo y único propósito: matar al mayor número de personas en el menor tiempo posible. Y no tienen ninguna utilidad ni lugar en Canadá”, dijo Trudeau durante su conferencia de prensa diaria.
A partir de ahora, dijo el gobernante, “no está permitido comprar, vender, transportar, importar o utilizar armas de asalto de tipo militar en este país”.
Aunque mucho menos frecuentes que en Estados Unidos, los tiroteos no son excepcionales en Canadá y “tienden a producirse con mayor frecuencia que antes”, subrayó.
“Acontecimientos como la tragedia que recientemente tuvo lugar en Nueva Escocia, el atentado contra el Centro Cultural Islámico de Quebec en 2017 y la masacre de la Escuela Politécnica de Montreal en 1989 jamás debieron producirse”, afirmó.
La matanza que comenzó en la noche del 18 de abril en Nueva Escocia con saldo de 22 muertos derivó en una cacería de 13 horas para atrapar al tirador, que a la postre fue ultimado por la policía.
La policía dijo que el atacante, identificado como Gabriel Wortman, un dentista de 51 años, tenía varias armas en su poder y al menos una de ellas un tipo de fusil de asalto.
El 29 de enero de 2017, un hombre de extrema derecha disparó contra fieles reunidos en la mezquita de Quebec, dejando seis muertos y varios heridos.
El 6 de diciembre de 1989, un hombre de 25 años que se reivindicó como “antifeminista”, irrumpió en la Escuela Politécnica de Montreal munido de un fusil y un cuchillo y abrió fuego exclusivamente contra las mujeres, dejando una secretaria y 13 estudiantes muertas.
Esa tragedia, sin precedentes en el país hasta ese momento, llevó a la creación en 1995 de un registro compulsivo de las armas de fuego, que en 2012 fue abolido para las armas de caza por el entonces gobierno conservador de Stephen Harper.
Trudeau hizo de la prohibición de las armas de asalto una promesa de la campaña electoral que lo llevó al poder en 2015, y que reiteró durante los comicios de octubre pasado.
No obstante, este asunto generaba divisiones en el seno de su Partido Liberal entre legisladores urbanos y rurales, lo que postergó la decisión hasta la matanza de Nueva Escocia, que también se cobró la vida de un agente de la federal Policía Real Montada.
“Muchas personas a lo largo del país usan armas de fuego de manera legal y responsable, ya sea para trabajar o para cazar. Pero no se necesita un AR-15 para disparar a un ciervo”, dijo Trudeau.
Agregó que los propietarios de armas de asalto “respetuosos de la ley” gozarán de una amnistía de dos años para adaptarse a las nuevas normas y que el parlamento eventualmente aprobará una ley para compensarlos por la entrega de sus armas.
En efecto, su gobierno planea introducir pronto un proyecto de ley para ofrecer “una compensación justa” a los propietarios de las armas ahora prohibidas. Pero los sobrevivientes de las matanzas dicen temer que este programa de compra termine no siendo obligatorio.
En Canadá hay actualmente más de 100.000 armas en circulación entre los modelos ahora prohibidos, según el gobierno.
Más de cuatro de cada cinco canadienses apoyan esta prohibición, según un sondeo del Instituto Angus Reid realizado entre 1.581 personas entre martes y jueves, y divulgado este viernes.