Redacción
CANCÚN, Q. Roo
Los sistemas electrónicos de seguridad y alarma más modernos están dotados de infinidad de sensores y cámaras, capaces de detectar intromisiones en la casa y notificarlas al instante al teléfono móvil de su propietario.
Además, algunos de estos sistemas que velan por la seguridad de la casa cuando sus ocupantes están fuera, forman parte de una estructura tecnológica mayor consistente en la denominada ‘vivienda inteligente’, cuyos servicios y electrodomésticos se controlan y monitorizan a distancia de forma automática o bien manualmente por el propio usuario, a través de internet.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan, U-M en Ann Arbor, Michigan (EEUU), no han necesitado utilizar una ganzúa para entrar a una casa resguardada por uno de los sistemas de “hogares inteligentes” más vendidos, ya que consiguieron ‘hackear’ (acceder sin autorización) al sistema obteniendo el código para abrir la puerta principal de la casa mediante una aplicación de software o ‘app’ ya existente
LA (IN)SEGURIDAD DEL INTERNET DE LAS COSAS
“Esta plataforma de tipo IoT tiene vulnerabilidades desde una perspectiva de seguridad”, asegura Atul Prakash, profesor de Ciencias de la Computación e Ingeniería en la U-M.
“Independientemente de cuan seguros sean los dispositivos de la IoT de forma individual, surgen nuevas vulnerabilidades cuando distinto tipos de ‘hardware’, como los de cerraduras electrónicas, termostatos, hornos, rociadores, luces y sensores de movimiento, se conectan en red y se configuran para ser controlados de forma remota”, señala Earlence Fernandes, estudiante de doctorado de Ciencias e Ingeniería de la Computación y director del estudio.