Dice una frase que la realidad supera la ficción y un terrible acto de violencia lo volvió a comprobar.
Una joven de 17 años fue secuestrada, violada y tatuada durante 30 días en la localidad marroquí de Beni Mellal, ubicada a 150 kilómetros al noroeste de Marrakech.
De acuerdo con información de medios locales, la menor de edad se encontraba delante de la casa de su tía cuando un grupo de hombres la privó de su libertad.
Según el relato contado por ella misma en televisión, primero la violaron y luego la encerraron en un domicilio, propiedad de uno de los secuestradores. Luego de unos días, la vendieron a otro grupo compuesto por entre 10 y 13 hombres.
Los secuestradores no solo la retuvieron en contra de su voluntad, sino que la violaron repetidas veces, la quemaron con cigarros y le tatuaron insultos y esvásticas en la piel, sin darle de comer ni dejar que se bañara.
Cada vez que intentaba huir era atrapada y torturada. Afortunadamente, fue liberada por los mismos agresores después de un mes de cautiverio.
Las autoridades lograron arrestar a diez de los hombres, pero dos de ellos consiguieron escapar. El caso ha provocado la indignación de las organizaciones de derechos humanos que actúan en el país árabe, que aseguran que se trata de un caso entre muchos.
Sólo en 2017 se denunciaron mil 600 violaciones de mujeres en Marruecos, siendo arrestadas alrededor de 2 mil 300 personas por dicho delito.