Finlandia.- Existe en un rincón del planeta, una mágica población que suele estar cubierta por un deslumbrante manto de nieve, un lugar conocido como el pueblo de la Navidad eterna. Se llama Rovaniemi y -además de ser la puerta de entrada al Círculo Polar Ártico y la capital de la Laponia finlandesa-, está considerado como el hogar oficial de Santa.
Quienes han ido a este apartado destino, rodeado por las montañas Ounasvaara y Korkalovaara, y ubicado entre los ríos Kemijoki y Ounasjoki, dicen que el espíritu festivo puede sentirse a lo largo del año.
Sin embargo, es durante la época navideña cuando entusiastas viajeros desean trasladarse hasta ahí con el ánimo de tener un acercamiento con el célebre hombre de traje rojo y blanquísima barba.
Situado a ocho kilómetros al norte de Rovaniemi, el Pueblo o Villa de Santa Claus alberga tanto la Oficina Principal de Correos de Papá Noel, como su oficina desde donde se encarga de difundir un mensaje de esperanza y despacha diversos asuntos con mucho amor. En este mágico lugar, también hay cafeterías, restaurantes, sitios para hospedarse, tiendas de recuerdos y compañías que ofrecen diversos servicios turísticos.
Pretextos sobran para planear una travesía a este poblado y sus zonas aledañas. Es posible patinar y admirar esculturas de hielo. Realizar safaris en motos de nieve y pasear a bordo de trineos jalados por perros huskies o -incluso- por renos.
Todo un clásico resulta escuchar historias, mismas que saben mejor si se acompañan con galletas recién horneadas y bebidas calientes.
Además, tarde o temprano, chicos y grandes caen en la tentación de tumbarse boca arriba para hacer angelitos sobre la nieve. Por si fuera poco, el área es excelente, para conseguir una excursión que tenga como propósito “cazar” auroras boreales, que suelen observarse entre entre finales de agosto y principios de abril.
Cortesía: Debate