Barcelona.– La prensa en México está bajo asedio. Los periodistas no sólo se enfrentan a los asesinatos y desapariciones forzadas, también padecen constantes agresiones del narco, del Estado, y de su clase política que ha obligado a decenas de ellos a desplazarse de manera interna.
Durante 2017, México empató a Siria, un territorio en una guerra endémica, en número de periodistas asesinados: 12 en total. Por eso, desde la capital catalana los periodistas mexicanos vinieron a “romper el silencio” y tender puentes internacionales para visualizar las diferentes violencias que recorren el territorio mexicano.
Este jueves en la sede del Colegio de Periodistas de Cataluña de Barcelona se llevó a cabo la presentación del libro “Romper el silencio. 22 gritos contra la censura”, que se publicó el pasado octubre en la Ciudad de México bajo el auspicio de la Brigada para leer en libertad y el colectivo Periodistas de a Pie, y que ahora gracias a la organización Taula Per Mexic (Mesa por México) y el Ayuntamiento de Barcelona, se reeditó en una edición especial para su distribución en Cataluña.
Además se organizó la mesa redonda sobre los riesgos que enfrentan los periodistas mexicanos con la participación de los y las periodistas Daniela Rea, miembro fundadora de la red Periodistas de a Pie y compiladora de este libro; Martín Durán, primer periodista en el programa de acogida temporal de la Taula Per Mexic y uno de los autores de Romper el silencio; Alejandro Gutiérrez, corresponsal de la revista Proceso en Madrid, autor de varios libros especializados, y Majo Siscar, periodista valenciana especializada en temas de Centro América y México.
“Romper el silencio” recoge 22 testimonios de periodistas que durante los últimos años han cubierto la violencia en México, de norte a sur, y del noroeste al sureste, y en cada uno de los textos se puede descubrir cómo han sido marcados los comunicadores que se enfrentan no solo a las agresiones físicas y emocionales, censuras oficiales y precarias condiciones laborales, sino también al asesinato sistemático de sus compañeros, y que por encima de todo esto, tengan que contar sus historias.
“El libro surguió como respuesta inmediatamente después del asesinato de Javier Valdez en Sinaloa, lo comentamos con los compañeros y de inmediato se sumaron”, indicó Daniela Rea. Justo ayer, se cumplieron 9 meses del crimen del autor de Malayerba y Los Morros del Narco, y sus amigos en Culiacán, Sinaloa, denunciaron los nulos avances para esclarecer el caso.
Al crimen contra Valdez Cárdenas se suma el de la periodista de Chihuahua, corresponsal de La Jornada al igual que Javier, Miroslava Breach, quien era amiga de Alejandro Gutiérrez.
Gutiérrez, con 10 años reporteando desde Europa, también tuvo que salir de su país por amenazas en su contra. Contó que la Unión Europea no quiere voltear a ver la realidad mexicana, y solo se conforma con observar la “versión oficial”, es decir, solo las explicaciones del Gobierno mexicano.
Explicó que uno de los factores por el que los países europeos no desean reclamarle al Estado mexicano los excesos cometidos por el poder criminal y el político se debe a los negocios.
“España tiene 40 mil millones de euros invertidos en México, y es esta diplomacia empresarial la que impide que le diga algo a su socio, yo quisiera ver, es sano que entre socios se reclamen las condiciones de seguridad”, apuntó Gutiérrez.
Durán, por su parte, externó que cuando el presidente Felipe Calderón inició su llamada “guerra contra el narcotráfico” en 2007, los periodistas no estaban preparados para enfrentar la escalada de violencia, y que el aprendizaje ha costado mucha sangre al país y al gremio periodístico, por lo que es necesario empezar por cambiar el lenguaje, el tono bélico de la cobertura mediática.
“Aún ahora no hemos aprendido a hacerlo, nos falta mucho, y aunque hay muchas iniciativas que buscan contar historias, muchas veces los periodistas no pueden desarrollarse debido a las limitaciones en sus empleos, en sus empresas”, refirió.
Habló que cada vez en México los comunicadores se han visto en la necesidad de organizarse más y mejor, profesionalizarse, y actualmente impulsa junto con otros colegas un colectivo de periodistas desplazados de manera interna por la violencia.
“Sólo con organización vamos a poner protegernos mejor y exigir mejores condiciones de seguridad, sin olvidar que nuestra voz en necesario que se escuche fuera del país. Es urgente, es necesario”, mencionó.
Actualmente se echó andar un programa de refugio temporal para periodistas mexicanos en riesgo auspiciado por la organización Taula per Mexic y el Ayuntamiento de Barcelona, para tender puentes de solidaridad y fomentar el respeto a los derechos humanos y a la libertad de expresión.