Como signo de un nuevo tiempo en que por primera vez en 17 años el oficialismo es minoría en la Asamblea Nacional de Venezuela, los retratos del ahora fallecido Presidente Hugo Chávez que tapizaban las paredes y otros espacios de la sede del Legislativo fueron desmontados este miércoles, una acción que sus adversarios consideraron apropiada y que sus simpatizantes juzgaron como una ofensa a su memoria.
La figura de Chávez, en vida y todavía después de su muerte el 5 de marzo de 2013, provoca sentimientos intensos de amor y odio casi por igual en esta nación sudamericana amargamente dividida por la política.
Casi tres años después de su muerte, Chávez sigue vigente en la memoria de los venezolanos en buena medida gracias a una sofisticada campaña gubernamental que le rinde culto valiéndose de carteles, pinturas en calles y avenidas, camisetas y la difusión de su voz dando instrucciones sobre los más variados temas y hasta cantando el himno nacional en actos oficiales.
A semejanza de otras sedes públicas, en cualquier espacio en la sede de la Asamblea Nacional, la imagen de Chávez estaba presente.
Incluso después de su fallecimiento se dispuso que un retrato gigante del ex mandatario tuviese un sitio de honor en el majestuoso salón de sesiones del Legislativo. Eso cambio justo antes del acto de instalación de la nueva Asamblea en la víspera.
El martes, entre las novedades que exhibió el salón de sesiones, se destacó la ausencia de los cuadros del Libertador Simón Bolívar y de Chávez, que estaban en el podio de los oradores, que fueron retirados por la antigua administración, indicó a la AP en la víspera el diputado opositor Edgar Zambrano.
El resto de las numerosas fotografías de Chávez — líder fundador de la revolución bolivariana, como llamaba a su proyecto político— fueron retiradas el miércoles de los otros diferentes ambientes de la Asamblea y se almacenaron en otro lugar por orden de la nueva directiva del congreso, dominada ahora por la oposición.