NAIROBI.
Los pollos del granjero keniano Victor Kyalo han duplicado el número de huevos que ponen; la razón: excremento humano.
Los está alimentando con productos orgánicos de una empresa de reciclaje con sede en Nairobi. Sanergy recoge los residuos de los inodoros que opera en una red en los suburbios de Nairobi y los alimenta con larvas de moscas, que se convierten en alimento de alta calidad para animales.
Kyalo dice que sus clientes han notado la diferencia en las últimas tres semanas: yemas más amarillas y huevos más grandes.
Antes recibíamos como cinco bandejas (de huevos) al día, pero ahora recibimos 10″, dijo Kyalo.
Es perfecto para mí”, comentó.
Mientras el mundo busca alimentar a 10 mil millones de bocas para el año 2050, las empresas que cosechan insectos, ya sea para consumo humano o como alimento para animales, están creciendo.
Se promocionan como una alternativa más ecológica a los alimentos tradicionales como la soja, cuyo cultivo puede conducir a la deforestación y al uso excesivo de productos químicos agrícolas.
El gigante de la comida rápida McDonald’s y el grupo agrícola estadunidense Cargill Inc se encuentran entre muchas grandes compañías que estudian el uso de insectos para la alimentación de pollos, con el fin de reducir la dependencia de la proteína de soja en el negocio de la alimentación animal, que mueve 400 mil millones de dólares al año.
Para 2023, el mercado mundial de insectos comestibles podría triplicarse a mil 200 millones de dólares con respecto a los niveles actuales, según dijo el año pasado la empresa de investigación de mercado Meticulous Research.
En países en desarrollo como Kenia, donde el Banco Mundial dice que casi dos tercios de los habitantes de las ciudades viven en barrios marginales, la alimentación de las larvas de mosca podría resolver tanto los problemas de saneamiento como los de nutrición.
Las heces de más de dos tercios de los habitantes de Nairobi no son tratadas porque no hay suficientes retretes. Muchos otros no son limpiados regularmente, según la empresa Nairobi City Water and Sewerage Company.
Durante las lluvias, a menudo se desbordan, contaminando las vías fluviales locales. Eso puede causar enfermedades entre los trabajadores. Los días de baja ralentizan la economía de Kenia, según su Ministerio de Salud.
David Auerbach cofundó Sanergy hace ocho años para dedicarse al saneamiento. La franquicia de gestión de residuos proporciona más de 2 mil 500 inodoros a 100 mil personas al día.
Lilian Mbusia dirige una de las franquicias de Sanergy, cobrando a los residentes del barrio bajo de Mukuru Kwa Ruben, en el sur de la ciudad, 5 chelines kenianos (5 centavos de dólar) por usar sus inodoros azules ‘Fresh Life’.
Debajo de sus retretes de tipo turco -un agujero sin taza- hay pequeños barriles azules que, una vez llenos, son sellados y llevados a una fábrica de reciclaje de productos orgánicos en el condado de Machakos, a 40 minutos en coche a las afueras de la ciudad.
Los lechos de las larvas de la mosca Hermetia negra se deleitan con una mezcla de excrementos y residuos de comida de hoteles y empresas agrícolas.
De este modo se obtienen dos productos para los agricultores: fertilizantes y piensos.
Una vez que la planta de reciclaje se amplíe a finales de este año, suministrará 400 toneladas de fertilizantes, según Auerbach. La producción de larvas aumentará de 7 a 300 toneladas por mes.
Auerbach dijo que están financiándose para ampliar un negocio que va “en camino a la rentabilidad para finales de 2020”.
Las regordetas larvas blancas se hierven en agua caliente para eliminar los patógenos, dijo Michael Lwoyelo, director gerente de Sanergy.
Las larvas se venden a los procesadores de piensos, que las muelen hasta convertirlas en polvo mezclado con otros ingredientes para crear una dieta equilibrada para las aves de corral, los cerdos y los peces.
Frederick Wangombe, un nutricionista de Unifeed, un grupo de procesado de piensos keniano que utiliza el producto de mosca soldado negra de Sanergy, tiene previsto reemplazar la harina de pescado del Lago Victoria, que puede contener arena y otras impurezas, o los costosos frijoles de soja de Zambia.
El productor de huevos no quiere saber lo que hay en el alimento, quiere saber el rendimiento”, dijo.