De acuerdo con Vanguardia, la agencia Moody’s señaló que las transacciones que dejarían de hacerse, en caso de presentarse tal tarifa (25 por ciento), se reflejarían en un impacto económico de entre 350 mil y 500 mil millones dólares.
Por su parte, la Cámara de Comercio de Estados Unidos advirtió las repercusiones económicas y los índices de desempleo que esa decisión podría generar:
“Imponer un arancel de 25 por ciento en autos y partes de autos sería extremadamente perjudicial para la economía de los Estados Unidos. Según un estudio del Centro de Investigación Automotriz, esta acción llevaría a la pérdida de hasta 700 mil empleos estadounidenses y aumentos en los precios de autos nuevos con un promedio de 4 mil 400 dólares por vehículo”, se expuso desde la Cámara.
México, Corea del Sur, Canadá, Alemania y Japón son, de acuerdo con John Murphy, vicepresidente de la política de inversión de la Cámara de Estados Unidos, los principales proveedores de importaciones en materia de autos y partes de autos.
El nuevo arancel podría desatar una “guerra comercial” entre estos países ante los reportes de los avances en materia de economía y generación de empleos que la producción automotriz en Estados Unidos ha logrado en los últimos 10 años: 8 millones de empleos para estadounidenses y una producción que se ha duplicado.
La medida del gobierno estadounidense, misma que el sector empresarial del país considera una amenaza, se ve sustentada por los resultados, aún desconocidos, de la investigación realizada por laSección 232 en contra de las importaciones de autopartes y vehículos ligeros, una actividad económica que consideran pone en riesgo la seguridad de la nación.
Finalmente, la coalición Here for America remarca que las repercusiones de una nueva tarifa también llegarían hasta los consumidores, pues los precios de los coches aumentarían ante la realidad de que las partes de los vehículos que se fabrican en Estados Unidos provienen en gran medida del extranjero.
Advertisement. Scroll to continue reading. Un aumento en los precios reflejaría un menor índice de compra de parte de la sociedad, lo cual de forma inevitable traería más consecuencias a la industria automotriz.
Esta nota incluye información de: Vanguardia