Redacción / Grupo Cantón
Mundo.- Durante el abordaje israelí al barco Captain Nikos de la flotilla Global Sumud -en el que viajaba el periodista Carlos de Barrón-, se observó cómo los tripulantes lanzaban al agua sus teléfonos móviles. Este gesto no fue espontáneo, sino parte de un protocolo de seguridad anticipado para proteger la identidad de quienes participaban en la misión humanitaria.
Según De Barrón, la decisión obedeció a que “el objetivo era que Israel no obtuviera ninguna información sobre todas las personas involucradas en la misión, tanto a bordo como desde tierra, para no exponerlos a posibles represalias. Buscaban evitar revelar la identidad del capitán o del coordinador”.
Además, indicaron que también se descartaron otros objetos que pudieran utilizarse como instrumentos de violencia.
Las tripulaciones habían sido entrenadas para actuar bajo estas condiciones. De hecho, activistas confirmaron que este procedimiento -arrojar los móviles al mar- se contemplaba durante los entrenamientos como medida para evitar que las autoridades interceptaran datos personales o comunicaciones digitales.
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A su vez, para subrayar el carácter no violento de la misión, se instruyó que los tripulantes no entablaran contacto visual directo con las fuerzas israelíes y que obedecieran con manos visibles. Esto reforzaba la estrategia de resistencia pasiva durante el abordaje.
El Ministerio de Exteriores de Israel afirmó que el procedimiento de detención fue “seguro” y que los pasajeros están siendo trasladados al puerto de Ashdod.
Hasta ahora, Israel ha interceptado múltiples barcos de la flotilla en aguas internacionales, en un intento de frenar la misión que buscaba entregar ayuda a Gaza.