Agencias
CIUDAD DE MÉXICO
Han superado la prueba de la travesía, pero en Europa todavía les esperan muchos peligros. 270 mil niños llegaron al continente europeo en 2015, alrededor de 26 mil, según Save the Children, viajaban solos. Sandra Astete, de Unicef asegura que sabemos que muchas familias en Siria no tienen los médicos económicos para trasladar a toda la familia, así que, lamentablemente, deciden que sus niños realicen el viaje en conjunto.
A 10 mil se les ha perdido la pista nada más pisar territorio europeo, asegura Europol. 5 mil en Italia y mil en Suecia. Muchos pueden haber sido acogidos por familiares, pero la organización dice que otros han caído en manos de una infraestructura criminal con conexiones en toda Europa. Además, Europol tiene pruebas de que algunos son explotados sexualmente.
“El más pequeño que hemos tenido era un niño sirio de 12 años. Ahora está en un centro de menores”, explica Lota Gatsi, de Save the Children.
El preocupante informe de Europol sobre la desaparición de 10 mil niños que viajaban solos ha disparado las alertas, pero parece que en Grecia están bien localizados.
El procedimiento de urgencia cuando se detecta algún caso funciona, asegura la trabajadora humanitaria. “Se hace cargo de ellos la Policía, los identifica y los somete a exámenes médicos forenses, mientras nosotros solicitamos plaza en los albergues más próximos”, añade Gatsi. “Hay que señalar que pese a la crisis económica que ha dejado en el chasis la mayoría de servicios sociales, la protección al menor todavía funciona. Una vez en el refugio, reciben comida, papeles y asistencia psicológica y pueden quedarse todo el tiempo que quieran”.
Muchos de los menores presentan síntomas de estrés postraumático a causa de las experiencias vividas en sus países de origen (guerras, persecución) o, simplemente, de las penalidades arrostradas en el viaje. “Se encierran en sí mismos, experimentan terror nocturno o no duermen. Son víctimas”, señala la trabajadora humanitaria, apuntando al rincón de la tienda donde pernoctan solos para evitarles el estrés añadido de convivir en dormitorios colectivos, masificados, con familias con bebés y hombres adultos. “Muy vulnerables también son las mujeres que viajan solas con un montón de niños; no sólo corren peligro los menores solos”, apostilla Gatsi. Mujeres y niños representan casi el 60% de los refugiados que llegan hasta Macedonia, según un informe hecho público este martes por Unicef.
Las autoridades griegas cifraron en 2 mil 800 el número de menores que atravesaron el país sólo entre octubre y finales de diciembre de 2015. “Pero las autoridades de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM) aseguran que fueron 18 mil” en el mismo periodo, cuenta Gatsi.
Las ONG preparan en Idomeni, con ayuda de Acnur (agencia de la ONU para los refugiados), un barracón para cuidar mejor a los menores. Todos temen que la primavera, con el buen tiempo, dispare de nuevo las llegadas desde Turquía. Pero la zona infantil será también un lugar de tránsito: muchos de los menores se irán en cuanto puedan. “Si finalmente deciden cruzar la frontera, nosotros sólo podemos explicarles los peligros que corren y, si insisten, hacemos un acompañamiento a distancia; es decir, enviamos sus datos y ruta a otras ONG del camino para que los tengan localizados y los ayuden.