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noviembre 21, 2024

Mundo

Hispanos, el futuro de la Iglesia católica de EEUU

Phoenix.

María Chavira, administradora de la diócesis de Phoenix, lo describe como un “tsunami”: Los hispanos han pasado a ser el grupo étnico más grande de la Iglesia Católica de Estados Unidos.

En todo el sudoeste del país, donde el crecimiento de la población católica hispana ha sido más notable, los líderes de la Iglesia se muestran entusiasmados con las posibilidades que esto representa… y conscientes de los retos por delante.

Los hispanos representan el 40% de los católicos de Estados Unidos y son mayoría entre los católicos en edad escolar. Los hispanoestadounidenses, no obstante, no están bien representados en las escuelas católicas y en el sacerdocio. Son menos del 19% de los alumnos de escuelas católicas y apenas el 3% de los sacerdotes de Estados Unidos.

En la diócesis de Phoenix hay 1,2 millones de católicos, de los cuales más de la mitad, 700.000, son hispanos. De sus 200 sacerdotes, sin embargo, solo siete son hispanos nacidos en Estados Unidos, de acuerdo con investigadores católicos.

Hay varias iniciativas para tratar de reducir esa brecha demográfica, de las que se habla en un estudio de cuatro años del Quinto Encuentro, que procuran solidificar la relación de la Iglesia con los hispanos.

“Tenemos muchas oportunidades”, dijo Chavira, que supervisa la Oficina de la Misión Hispana y otros departamentos de la diócesis de Phoenix. “Puede haber algunas turbulencias por delante, pero vamos a salir a flote”.

Chavira es una de más de dos docenas de líderes y activistas católicas que hablaron sobre el fenómeno de los hispanos católicos con The Associated Press, algunas en entrevistas telefónicas y otras en persona en Arizona y la zona del Rio Grande Valley.

En Phoenix, dice Chavira, muchas iglesias donde se habla español “están que revientan”. Miles de católicos hispanos bailan y desfilan por el centro de la ciudad en diciembre para celebrar a Nuestra Señora de Guadalupe.

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A nivel nacional, más de 1.200 escuelas católicas cerraron en la última década, generalmente por problemas financieros. En los suburbios al oeste de Phoenix, no obstante, se matriculan muchos chicos en una escuela secundaria católica nueva que sirve a una pujante comunidad hispana.

La escuela, que lleva el nombre del papa Juan Pablo II, fue inaugurada en 2018. Aproximadamente 70% de sus 220 alumnos son hispanos y se planea una rápida expansión que le permita recibir 1.000 estudiantes.

“Estamos sirviendo a gente que no ha sido bien servida en esta nación”, lamentó la directora de la escuela, la monja Mary Jordan Hoover. “Estos jóvenes quieren aprender para ser los futuros maestros, administradores, escritores, médicos. Sueñan en grande”.

La esperanza que se percibe aquí contrasta con las circunstancias imperantes en otras regiones. Cientos de parroquias han cerrado en el noreste y el centro del país. El escándalo por los abusos sexuales de curas motivó la bancarrota de más de 20 diócesis desde 2004.

El sudoeste tampoco estuvo exento de escándalos. Diócesis de Tucson, Santa Fe y Gallup (Nuevo México) figuran entre las que se fueron a la quiebra.

Pero en los estados a lo largo de la frontera con México, los escándalos del pasado no atenúan el entusiasmo en torno a una futura Iglesia católica dominada por los hispanos. Más de 400 parroquias han sido inauguradas desde 1970 en estados fronterizos y muchos hispanos católicos están felices con la elección del arzobispo de Los Ángeles José Gómez, quien nació en México, como el primer presidente hispano de la conferencia de obispos.

“Es la historia de dos ciudades”, indicó Hosffman Ospino, profesor del ministerio hispano del Boston College. “En Boston, veo un catolicismo muy reservado. En el sudoeste es muy público, muy expresivo”.

Señaló que la edad promedio de los católicos hispanos de Estados Unidos es de 29 años, comparado con los 55 de los católicos blancos no hispanos.

“Hay mucha energía”, expresó. “Gente que quiere ser reconocida y tener una voz en las decisiones de su Iglesia”.

En todo el sudoeste hay tensiones derivadas de las políticas inmigratorias restrictivas del gobierno de Donald Trump. Esas medidas irritaron a los activistas católicos que ayudan a los migrantes y a numerosos hispanos con familiares que no tienen permiso de residencia.

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“Me gustaría que nuestros obispos denunciasen esto con más fuerza”, subrayó la monja Norma Pimental, quien dirige un centro de ayuda a los migrantes en McAllen, Texas.

Pimentel cree que los hispanos pueden revitalizar toda la iglesia estadounidense.

“Si hay algo que no perdimos es el sentido de comunidad”, manifestó. “Espero que los católicos jóvenes puedan mantener eso y disfruten celebrando su fe. Ese es el futuro de nuestra Iglesia”.

 

vía Debate.

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