CIUDAD DEL CABO.
Ndileka Mandela, la nieta del líder sudafricano Nelson Mandela, encabeza la lucha feminista en ese país. Sin embargo, aunque su abuelo luchó por derogar la pena de muerte, ella quiere implementarla para los delitos de feminicidio.
“Sí la apoyo”, afirma Ndileka Mandela.
La activista habla así en nombre de 380 mil mujeres del país que firmaron una petición en internet a favor de la pena capital en homicidios con motivos de género.
Los reclamos surgieron luego del asesinato de una estudiante de 19 años de la Universidad de Ciudad del Cabo.
El cadáver de Uyinene Mrwetyana apareció el pasado 2 de septiembre, al parecer fue violada previamente por un empleado de una oficina de correos.
La creciente ola de violencia contra las mujeres en el país del sur del continente africano está movilizando cada vez más a chicas inconformes.
También mujeres que en su momento tuvieron un papel importante en la lucha contra el apartheid apoyan ahora estos drásticos reclamos.
En una manifestación delante del edificio en que sesionaba el Foro Económico Mundial en Ciudad del Cabo las mujeres pidieron a gritos que se declare el estado de emergencia por violencia de género.
Reclamos virtuales
En las redes, ellas iniciaron una campaña bajo el hashtag #AmINext (#soylaproxima) en la que, inspiradas en el movimiento #MeToo, relatan sus propias experiencias en cuanto a violencia de género.
Una y otra vez los casos de mujeres asesinadas generan indignación en Sudáfrica.
Las tasas de femicidios son elevadísimas.
Según cifras difundidas por la vicepresidencia de esa nación, en 2017 hubo dos mil 639 asesinatos de mujeres cometidos por hombres.
No obstante, la cifra es mucho mayor, pues sólo uno de cada tres asesinatos es identificado por la policía.
Las violaciones y la violencia de género en general también están muy propagadas en este país de estructuras patriarcales. Pero generalmente estos casos quedan impunes o se castigan con penas menores.
Por eso, antes de reformar la ley para reimplementar la pena de muerte, la activista Ndileka Mandela reclama una reforma del sistema judicial.
“Nuestro sistema judicial está organizado de tal manera que protege a los hombres, pero no a las mujeres. Eso debe cambiar”, pide. En alrededor de 80 por ciento de todos los casos, los agresores salen sin condena de los juicios, estima.
Reformas de fondo
También la portavoz de las mujeres en la Organización de Naciones Unidas, la keniana Anne Githuku-Shongwe, pide cambios en cuestiones fundamentales. “Es una tarea nacional. Cada ministro debe sentirse responsable por generar este cambio. De manera similar a como sucedió en su momento en la lucha contra la epidemia de sida”, reclama.
Un punto de vista similar defiende Sipho Pityana, presidente del grupo minero AngloGold Ashanti. Pityana ocupa un lugar en el consejo de administración de la universidad a la que asistía la brutalmente asesinada Uyinene Mrwetyana y reclama señales claras y urgentes de parte del gobierno.
“Uyinene Mrwetyana fue sólo la última de muchas víctimas de agresiones brutales en una región en la que aproximadamente el 45 por ciento de las niñas y mujeres mayores de 14 años ya experimentaron la violencia física o sexual”, asegura el Foro Económico Mundial en una declaración en la que llama a las autoridades responsables a actuar.
Bajo el lema #enoughisenough – our women and children deserve better (algo así como: suficiente es suficiente – nuestras mujeres y niños merecen algo mejor) se está organizando la resistencia en Ciudad del Cabo. “Espero que el movimiento genere cambios”, dice la portavoz de de las mujeres Githuku-Shongwe.
La nieta de Mandela considera que este potencial de violencia en el país, que también se refleja en ataques xenófobos y otros actos criminales, es una reacción a la miseria que vive gran parte de la población.
Ahora hay “una especie de primavera sudafricana, como en la Primavera Árabe, cuando las personas se levantaron contra el Estado”, dice.
¿Habría entendido su abuelo su petición para reinstaurar la pena de muerte? “El abuelo odiaba la anarquía, la despreciaba”, dice la nieta, aunque admite: “Pero vivía en otro tiempo. En aquel entonces las circunstancias eran otras”.
Violencia sexual y de género: