JERUSALÉN.
Un juzgado de Jerusalén condenó el domingo a Sara Netanyahu, la esposa del primer ministro de Israel, a pagar una multa de unos 15 mil dólares por malversar fondos del Estado.
La sentencia fue emitida después de que ella accedió a declararse culpable ante la fiscalía, con lo cual se puso fin a una añeja historia de sólo uno de los casos de corrupción en los que está involucrada la familia del premier Benjamin Netanyahu.
Con el fallo se zanjaron las acusaciones de que Sara Netanyahu, de 60 años, había gastado unos 100 mil dólares de dinero estatal en comidas lujosas. Fue encausada el año pasado de fraude y abuso de confianza después de que la procuraduría la acusó de acumular amplias facturas en restaurantes de lujo a pesar de que la residencia oficial contaba con un cocinero a tiempo completo entre los años 2010 y 2013.
En su acuerdo admitió un cargo menor de “aprovechar intencionalmente el error de alguien más”, específicamente al engañar a las autoridades, que no se percataron de que ella ya se beneficiaba de cocineros pagados por el Estado.
Según los términos del acuerdo, Sara Netanyahu accedió a pagar 2 mil 800 dólares en multas y a devolver 12 mil 500 al Estado. Con el acuerdo también se redujo a 50 mil dólares el cargo por gastos excesivos.
El primer ministro y su esposa tienen una reputación de vivir con lujos a costa del erario público, sin contacto con la realidad de la mayoría de los israelíes.
Sara Netanyahu, en particular, ha sido acusada de gastar en exceso, utilizar dinero público para financiar sus gustos extravagantes y de comportamiento abusivo hacia su personal.
Estas acusaciones le generaron una imagen similar a la de Imelda Marcos, la exprimera dama filipina famosa por su colección de zapatos de diseñador.
En 2016, un tribunal falló que Sara Netanyahu maltrató a un hombre que limpiaba su casa, concediéndole a éste el pago de una indemnización de 42 mil dólares.
Otros empleados la han acusado de abusos, cargos que la pareja rechaza. Otra exempleada doméstica está demandando a la primera dama por 63 mil dólares en daños por cargos de maltrato y acoso.
El abogado de Sara Netanyahu, Yossi Cohen, presentó a su clienta como una víctima, diciendo que durante los últimos cuatro años “había sido puesta en un infierno” con una campaña de ridículo público motivada solamente por el hecho de que ella es una personalidad pública.
“En la actualidad Sara Netanyahu está pagando un costo personal pesado y doloroso para poner fin a esta cacería de brujas, y espero que de hecho esto sea el fin de la historia”, afirmó tras la audiencia.
Benjamin Netanyahu la ha respaldado, llamándola una “verdadera heroína” y lamentando cómo se había convertido en un “saco de boxeo” para sus opositores.
Pero el primer ministro sigue siendo el blanco principal de los repetidos problemas legales de la familia.
Enfrenta una acusación formal por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza, y tiene una audiencia programada para principios de octubre. Ha presionado para que ésta sea postergada, y todavía puede solicitar una prórroga a la Corte Suprema.
Benjamin Netanyahu está acusado de aceptar lujosos regalos de amigos multimillonarios y de prometer promover leyes ventajosas para un periódico importante a cambio de cobertura favorable para él.
Rechaza vehementemente haber hecho nada ilegal, presentándose como una víctima de una persecución orquestada por los medios de comunicación en contra suya y de su familia en un intento por echarlo del poder.