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noviembre 21, 2024

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El sucio secreto del teflón: evita que la comida se pegue a la sartén pero a costo de tu salud

Quizá la palabra politetrafluoroetileno no signifique nada para muchos, pero su nombre comercial bautiza uno de los inventos más reconocibles del siglo XX.

El teflón permite freír un huevo sin que se pegue a la sartén y facilita la limpieza de ollas y calderas en el hogar. Antes de su uso doméstico, servía de revestimiento a tanques de guerra para protegerlos de la lluvia y los cambios de temperatura. Y también fue usado en prótesis médicas, electrónica, estomatología…

Parecía un invento que sólo traería beneficios. Pero la compañía que lo concibió, la multinacional de origen estadounidense DuPont, guardaba un secreto que no se conoció hasta hace muy poco, cuando ya era demasiado tarde para demasiadas familias.

Todo comenzó a desenredarse cuando Wilbur Tennant, un granjero de Parkersburg, West Virginia, vio morir misteriosamente un centenar de sus vacas.

En sus entrañas descubrió extraños tumores cancerosos, que atribuyó a que bebían con frecuencia el agua destilada por una planta de DuPont cerca de su granja. En esa instalación, 35 veces más grande que el Pentágono, se fabricaba teflón.

Sus desechos, que la compañía calificó durante años como inofensivos, estaban envenenando lentamente no sólo a los animales sino a todas las comunidades cercanas que bebían esa agua. Para exponerlo, sin embargo, fue necesario un pleito legal que ha durado más de 20 años y aún continúa.

En 2019, el director estadounidense de cine Todd Haynes reflejó este escándalo en el filme Dark Waters (El Precio de la Verdad, en español), en el que relata cómo el propio granjero, parte de su familia y otros en su comunidad enfermaron también de cáncer y otros males relacionados con la contaminación del agua.

La batalla legal

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Tennant documentó exhaustivamente en imágenes la muerte de sus animales y guardó los tejidos de las autopsias caseras que había realizado antes de contactar al abogado Rob Bilott para pedirle ayuda con el caso.

Bilott era en ese momento socio en la firma legal Taft Stettinius & Hollister, que precisamente se dedicaba a cuidar los intereses de corporaciones como DuPont.

Esta es una de las mayores empresas químicas del planeta, responsable de la creación de productos tan conocidos como el Nylon, el Neopreno, la Lycra y el Plexiglás, escrito así en mayúsculas porque los ha registrado como marcas.

Bilott aceptó representar al granjero después de que fuera silenciado en todas las instancias a las que acudió para plantear sus preocupaciones. Tras una profunda investigación, el abogado pudo establecer que DuPont estaba contaminando las aguas de Parkersburg (que a finales de los años 90 tenía 70,000 habitantes) con ácido perfluorooctanoico (PFOA), un producto químico nocivo creado artificialmente para uso industrial.

El PFOA, utilizado en la fabricación del teflón y perteneciente a la familia de los llamados químicos eternos, ha sido asociado con enfermedades como el cáncer de riñón y testículos, las malformaciones congénitas o la infertilidad.

En 2017, la corporación aceptó un acuerdo de más de 670 millones de dólares para compensar a más de 3,000 personas con enfermedades asociadas al compuesto químico.

Para ese entonces, varios miembros de la familia del granjero y otros vecinos ya estaban enfermos o habían muerto de cáncer y otras afecciones.

Bucky Bailey fue uno de los niños que nació con deformaciones, luego de que su madre trabajara embarazada en una planta de Teflon de DuPont, expuesta al compuesto C8. Foto: Taylor Jewell/Invision/AP

El caso sigue en pie con demandas de otros ciudadanos. El pasado marzo, la compañía pagó una multa de 50 millones por otro de los juicios. Y el abogado Bilott ha convertido además esta lucha en una batalla global para forzar a las corporaciones que fabrican químicos similares a que dejen de hacerlo.

El peligro de los químicos eternos

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Los químicos eternos no son degradables y permanecen en la sangre tras haber sido consumidos. Pueden estar en el organismo del 99% de la población global.

Se utiliza para fabricar el teflón desde la década de 1940, pero éste y otros productos químicos similares se usan también en otros productos domésticos.

Está presente así en artículos de limpieza, pinturas, telas, muebles, envolturas de comida rápida, envases de pizzas, plásticos, superficies resistentes a las manchas y muchos más.

Aunque las corporaciones que los emplean aseguran que no existen suficientes pruebas de que causen daño a la salud humana, tampoco se han realizado investigaciones independientes que establezcan una conclusión fiable.

 Ésa es precisamente la batalla fundamental del abogado Bilott, que aspira a que los gobiernos lo hagan. En su opinión, las empresas han usado a los consumidores como “conejillos de indias” con el uso de estos productos de riesgo.

Roy J. Plunkett, el inventor del Teflon, en el Salón de la Fama dedicado a los Inventores Nacionales, en abril de 1986.Foto: AP

La Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés) se ha comprometido a “tomar medidas importantes que mejorarán la forma en que la agencia investiga, monitorea, detecta y aborda” estas sustancias químicas en el agua potable.

El agua es “una fuente de exposición en comunidades donde estos agentes químicos han contaminado los suministros”, según la EPA, que cita estudios que aseguran que pueden provocar tumores y cáncer en animales y personas.

Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en inglés) consideran que estas sustancias químicas pueden aumentar el colesterol, dañar el feto o a niños lactantes, y causar daños en el sistema inmune, el hígado y el tiroides.

Una verdad oculta

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La Ley Federal Sobre Control de Sustancias Tóxicas obliga a las compañías que trabajan con productos químicos a reportar a la EPA sobre cualquier evidencia que muestre o incluso sugiera que son dañinos.

En 1978, por ejemplo, DuPont encontró que sus empleados en varias plantas estaban acumulando niveles anormales de ácido perfluorooctanoico (C8) en sangre. Los trabajadores expuestos tenían mayores tasas de trastornos endocrinos y de una función hepática anormal.

Manifestantes protestan en Nueva York en 2016 en contra de la contaminación del agua potable con los llamados “químicos eternos”. Foto: AP

Pero DuPont decidió no revelar sus hallazgos a los reguladores. Al ser interrogado en 2004, a raíz del pleito legal iniciado por el granjero de West Virginia, el director médico de la compañía dijo: “En ese momento, no vimos ningún riesgo sustancial, por lo que no vimos obligación de informar”.

Estudios posteriores con monos, perros y ratas mostraron daño celular, pérdida de peso, crecimiento del hígado y hasta la muerte en algunos casos en que las dosis de C8 fueron muy altas. En los animales que estaban gestando, algunos fetos presentaron malformaciones.

La compañía retiró entonces en secreto a las trabajadores de las plantas donde había exposición al C8. Algunas de ellas, embarazadas, tuvieron bebés con malformaciones.

Es el caso de Bucky Bailey, cuya madre, Sue, había trabajado en una planta de teflón al principio de su embarazo. El bebe nació con deformidades en el conducto lagrimal, una sola fosa nasal, un párpado pegado a la nariz y otros problemas. La mujer fue una de las tantas personas que ha demandado a DuPont.

La EPA multó en 2005 a la compañía por ocultar información sobre el peligro de sus productos durante dos décadas. “Francamente, podríamos haber litigado esto durante varios años”, dijo la abogada general de DuPont, Stacey Mobley, “pero queríamos dejar esto atrás para poder continuar nuestro camino”.

Desde entonces las demandas contra la compañía no han cesado. Muchas se han resuelto también a través de acuerdos de pago para evitar el litigio.

¿Es seguro usar cazuelas con teflón?

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Según la página oficial de Teflon, “los recubrimientos antiadherentes” de la marca “para utensilios de cocina comerciales y de consumo son seguros para su uso previsto a temperaturas de cocción normales”.

Tras los escándalos y las demandas, DuPont se comprometió a eliminar su uso desde finales de 2019.

“Dupont está constantemente aprendiendo del pasado para innovar para el futuro, en nuestras políticas y protocolos, así como en nuestros productos”, afirmó la compañía en agosto del año pasado.

Según Lisa McManus, de la revista America’s Test Kitchen, si bien solía haber preocupación por la posibilidad de ingerir el revestimiento de teflón si se desprendía de la sartén, los fabricantes se han vuelto muy conscientes al unir cuidadosamente el teflón a la sartén para que no se desprenda.

Sin embargo, incluso si alguien comiera un copo, no sería dañino, aseguró a NBC News.

El teflón en las sartenes es seguro, siempre que se use bajo ciertas temperaturas. Foto: AP

El problema, dice la experta, surge cuando el teflón se calienta a más de 600 grados y libera humos potencialmente peligrosos. “Es poco probable que llegue a esa temperatura en la cocción regular”, explicó, pero, como medida de seguridad, los cocineros pueden agregar un poco de aceite a la sartén.

El humo, advirtió, es un indicador temprano de que la sartén se está calentando demasiado.

La EPA asegura que en Estados Unidos ya no se fabrican ciertas clases de estas sustancias químicas y existe un programa de eliminación gradual en el que participan DuPont y otras compañías.

Sin embargo, todavía se producen en otros países y pueden importarse aquí a través de productos como alfombras, cueros, textiles, papeles, cauchos y otros.

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Con información de The New York TimesThe Intercept Today

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