En París, la Torre Eiffel apagó su iluminación. En Londres, varios lugares famosos hicieron lo mismo, como el Puente de la Torre, el Big Ben, la intersección de Piccadilly Circus y la noria mirador del London Eye.
La escena se repitió en diversas partes del mundo el sábado en la noche: en la Sala de Ópera de Sydney; la Puerta de la India en Nueva Delhi; las Torres Petronas de Kuala Lumpur; el Castillo de Edimburgo en Escocia; la Puerta de Brandenburgo en Berlín; la Catedral de San Basilio en Moscú.
La Ciudad de México, por su parte, se sumará también a estas actividades a partir de las 20:30 horas, informó el jefe de Gobierno de la entidad, Miguel Ángel Mancera.
El acto dura una hora y su fuerza es meramente simbólica. Como sea, en diversos países, a las 20:30 horas, la gente apagó sus luces con motivo de la Hora de la Tierra, un llamado global a favor de la unidad internacional en torno a la importancia de abordar el cambio climático.
Desde su inicio en Sydney en 2007, la Hora de la Tierra se ha extendido a más de 180 países, donde decenas de millones de personas se han sumado, desde apagar las luces de afuera de sus puertas hasta permitir que grandes sitios como una sala de ópera queden a oscuras.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, dijo que 300 inmuebles en la ciudad apagaron sus luces para enviar un “mensaje universal”.
Esos 60 minutos son “una oportunidad” para cambiar “la cultura de consumo y el cambio de conducta hacia la sustentabilidad”, dijo el ministro del Ambiente de India, Harsh Vardhan.
Aunque todo esto tenía lugar muchas personas, claro, apenas advirtieron lo sucedido.
En los alrededores de la Puerta de India, el monumento en Nueva Delhi dedicado a los indios muertos en la Primera Guerra Mundial, miles acogieron el ritual del sábado bajo una noche cálida en la ciudad. Compraban helados y baratijas de plástico. Coqueteaban. Los menores se paseaban en cochecitos eléctricos que sus padres les alquilaron por unos minutos.
Sin embargo, durante una hora ese monumento estuvo apagado en un silencioso llamado a favor de un cambio.
En Jordania, la Real Sociedad para la Conservación de la Naturaleza colocó 11.440 velas en lo alto de una colina en la capital de Amán, acción que ingresó en el libro Guinness World Records como el mosaico de velas más grande del mundo.
Las velas decían “60+”, el lema de la Hora de la Tierra. Sin embargo, los intentos para encenderlas fracasaron principalmente debido al viento en las alturas del lugar, próximo al sitio histórico de la ciudad, la Ciudadela de Amán.
Fuente / El Financiero