PEKÍN.
Un “alivio”, un “día de fiesta”.
Los 50 millones de habitantes de la provincia china de Hubei, kilómetro cero de la epidemia del coronavirus, celebran el fin inminente de casi dos meses de confinamiento.
A finales de enero, las autoridades decretaron una cuarentena que prohibía a la gente salir de la ciudad donde estaban, en primer lugar en Wuhan, la capital de Hubei, donde el coronavirus apareció en diciembre.
En la provincia de Hubei el confinamiento concluía la medianoche de martes a miércoles, aunque Wuhan deberá aguardar aún dos semanas hasta el 8 de abril, anunciaron las autoridades.
Nadie podía entrar en la provincia, exceptuando el personal médico y los encargados de llevar bienes de primera necesidad.
Sin embargo, en un primer momento, solo podrán desplazarse las personas consideradas sin riesgo y que no estén enfermas.
Para ello tendrán que presentar su teléfono con un código QR oficial “verde” que indica que están en buena salud.
“Hoy es un día de fiesta”, dijo Wu, una médico de 35 años que trabaja en un hospital de Wuhan.
“Vemos cómo disminuye el número de enfermos graves, como mejora la situación, los enfermos que salen”, explica.
En los últimos días el número de nuevos casos fue muy pequeño o incluso nulo en Hubei aunque el martes el ministerio de Sanidad registró un nuevo contagio en la capital provincial.
‘SUPERCONTENTA’
“Es un buen momento para levantar el confinamiento”, dijo Zhou, una habitante de Wuhan de 30 años.
“El número de nuevos casos está bajo control. Y además mucha gente bloqueada en la ciudad intentan salir desesperadamente para ir a su lugar de trabajo”, afirma.
Las restricciones de desplazamiento ya habían sido levantadas progresivamente en la ciudad desde una visita en marzo del presidente Xi Jinping. Algunos habitantes pudieron así volver a trabajar.
“Espero que la gente volverá rápidamente a una vida normal”, dijo Jessica Xiao, de 34 años, que trabaja en las finanzas.
“Estamos muy agradecidos a estos héroes que estaban en primera línea”, dijo en referencia a los médicos, los obreros y los miembros de las fuerzas de seguridad.
El fin del confinamiento también alegra a los chinos separados de su familia.
“Estoy supercontenta. Voy a poder volver a ver a mis padres en Wuhan”, dijo Zoe Wang, de 35 años, una empleada de una compañía de seguros de Shanghai.
“Hacía más de 50 días que no podían salir de su edificio. Es un alivio porque se aburrían. Mi padre no paraba de preguntar ‘¿Cuándo terminará el confinamiento?’”, explica.
Por otra parte, tres aeropuertos de la provincia volverán a abrir el miércoles aunque el de Wuhan continuará cerrado.
Otro signo de la vuelta progresiva a la normalidad es que la parte de la Gran Muralla china cercana a Pekín volvió a ser accesible este martes a los visitantes después de dos meses cerrada.
TESTS OBLIGATORIOS
A nivel nacional el Ministerio de Sanidad anunció el martes 78 nuevos casos de coronavirus, un aumento significativo en relación a los días anteriores.
Sin embargo 74 de estos casos son de personas que venían del extranjero.
Muchas ciudades chinas, entre ellas Pekín, adoptaron reglas estrictas para poner en cuarentena a los que llegan de fuera.
Todos los vuelos internacionales con destino a la capital están obligados a hacer una escala en otro aeropuerto chino, donde los pasajeros se someten a exámenes médicos.
Además, cualquier persona que llegue a Pekín tendrá que pasar un test a partir del miércoles.
Las autoridades siguen vigilando estos casos importados que podrían provocar una nueva ola de contagios. En total se registraron 427 de este tipo hasta ahora.
Sin embargo los extranjeros solo son una pequeña parte de esos casos (47), indicó el ministerio de Relaciones Exteriores.
Este martes se anunciaron otros siete fallecimientos, todos ellos en Wuhan.
China, con 80 mil casos y 3 mil 277 fallecidos registrados, es el segundo país del mundo con más muertos por coronavirus, después de Italia.