Agencias
CIUDAD DE MÉXICO
Nuevos, lo que se dice nuevos, no son. Uno tiene 16 millones de años y el otro entre 75 y 420 millones, nada menos, pero los científicos del Southwest Research Institute (Texas, EE.UU.) dicen que desde el punto de vista geológico son bastante recientes. Se trata de dos cráteres de impacto que acaban de descubrir en la cara oculta de la Luna. ¿Y qué tienen de particular? Los investigadores aseguran que es un hallazgo «apasionante», ya que puede ayudarles a entender la violenta historia del Sistema Solar, repleta de mundos en colisión.
Los cráteres fueron descubiertos gracias a un instrumento de cartografía que responde a las siglas de LAMP a bordo del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO), una sonda que da vueltas alrededor de nuestro satélite natural. LAMP utiliza el ultravioleta lejano para «ver» en la oscuridad de forma permanente las regiones sombreadas de la Luna. Utilizando LAMP y los datos de radar del LRO, el equipo mapeó los suelos de los cráteres muy grandes y profundos cerca del polo sur de la Luna. Estos cráteres profundos son difíciles de estudiar debido a que la luz del Sol nunca los ilumina directamente. Pero las pequeñas diferencias en la reflectividad, o el albedo, medidas por LAMP, son lo que han permitido a los científicos descubrir estos dos nuevos cráteres y estimar su edad.
«Se estudia la geología planetaria para entender la historia de la formación del Sistema Solar», dice Thomas Greathouse, investigador principal adjunto de LAMP en el estudio, publicado en la revista Icarus. Las colisiones en el espacio han desempeñado un papel importante en la formación de nuestro sistema, incluyendo la aparición de la Luna, y los cráteres son una buena señal de ello.
Debido a que la Luna ha sido muy golpeada por otros cuerpos, su superficie sirve como un registro de su pasado. Determinar cuándo se produjeron las colisiones ayuda a los científicos a crear un mapa del movimiento de los objetos en el Sistema Solar a lo largo de su historia. Los cráteres que son jóvenes en escalas de tiempo geológicas (millones de años) también proporcionan información sobre la frecuencia de las colisiones. Cuando un objeto pequeño choca con un objeto grande, como la Luna, el impacto crea un cráter en el cuerpo más grande. Los cráteres pueden tener unos pocos metros de diámetro o varios kilómetros de ancho. Durante el impacto, el material expulsado forma una capa de material que rodea el cráter.
La clave, el tipo de material
Ese material expulsado de cráteres relativamente jóvenes tiene escombros de superficies rugosas y una pizca de polvo brillante condensado. Durante millones de años, estas formaciones se someten a la intemperie y se cubren con capas de polvo esponjoso y oscuro.
Los científicos determinaron que las áreas alrededor de los dos cráteres eran más brillantes y más ásperas que el paisaje circundante. De esa manera, el equipo calculó la edad de un cráter en unos 16 millones de años. El áspero manto de eyección extendido del otro cráter se había desvanecido, lo que demuestra que este cráter debe de tener al menos 75 millones de años. Otras imágenes, elaboradas a través de altimetría láser y la luz del Sol dispersada por las paredes del cráter, proporcionaron detalles sobre la topografía, características de la superficie, y las propiedades del material.
Los científicos creen que este método para detectar cráteres pequeños en las regiones más misteriosas de la Luna puede ser útil también en otros cuerpos de interés, como Mercurio, el planeta enano Ceres o el asteroide Vesta.