Redacción / Grupo Cantón
Vaticano.- Este 7 de mayo, a las 16:30 horas (hora local del Vaticano), se inicia el Cónclave 2025, uno de los eventos más solemnes y decisivos de la Iglesia Católica. Reunidos en la Capilla Sixtina, 133 cardenales electores comenzarán el proceso para elegir al nuevo pontífice, tras la muerte del papa Francisco.
Bajo estrictas normas de secreto, aislamiento y sin contacto con el mundo exterior, los cardenales votarán hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. La señal más esperada por millones de católicos en todo el mundo será la tradicional fumata blanca, que marcará el nacimiento de un nuevo papado.
Entre los nombres más mencionados están:
Pietro Parolin (Italia, 70 años): Actual Secretario de Estado del Vaticano, experto diplomático con fuerte presencia internacional. Es visto como un candidato pragmático, con experiencia en relaciones con China y manejo de crisis.
Pierbattista Pizzaballa (Italia, 60 años): Patriarca latino de Jerusalén, reconocido por su trabajo en el diálogo interreligioso. Su perfil pastoral y conciliador atrae a quienes buscan continuidad con el legado de Francisco.
Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años): Carismático y muy popular en Asia, Tagle es un defensor de los valores sociales y del enfoque inclusivo impulsado por Francisco.
Matteo Maria Zuppi (Italia, 69 años): Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Ligado a la Comunidad de Sant’Egidio, se distingue por su enfoque social y su cercanía con los marginados.
Candidatos de segunda línea
Figuras como Joseph Tobin (EEUU), Blase Cupich (EEUU), Péter Erdő (Hungría) y Jean-Marc Aveline (Francia) aparecen como opciones viables para distintos sectores del Cónclave, aunque sus posibilidades varían entre corrientes progresistas y conservadoras.
Los “outsiders”
Nombres menos conocidos como José Tolentino de Mendonça (Portugal), Fridolin Ambongo Besungu (RD Congo), Fernando Filoni (Italia) y Robert Francis Prevost (EEUU) también figuran como alternativas sorpresivas, capaces de surgir en las dinámicas internas del Cónclave.
Con la Iglesia enfrentando desafíos globales – como la migración, la pobreza, el papel de la mujer y la crisis de abusos -, el próximo papa será clave para definir el rumbo moral y pastoral del catolicismo en el siglo XXI.