El brutal impacto medioambiental que supone confeccionar una camiseta o las condiciones infrahumanas en las que trabajan las personas que cosen esas prendas influye en la decisión final a la hora de comprar un artículo textil.
Cada vez más consciente, la industria de la moda, una de las más contaminantes del planeta, ya no solo muestra su lado estético y glamuroso, sino que se implica en el medio ambiente y apuesta por la fabricación de prendas con tejido reciclado.
El algodón, el nylon, el poliéster y también la lana son algunos de los tejidos reciclados que figuran entre los más sostenibles del sector textil. Gemma Gómez, directora de las jornadas Slow Fashion Next, insiste en que el consumidor debe conocer datos, como por ejemplo que “el cultivo de algodón, que únicamente supone el 3 % de la producción textil, consume en 25% de los pesticidas y plaguicidas utilizados”.
La producción masiva de prendas de vestir “envenena la tierra”: el uso intensivo del suelo provoca la pérdida de 120.000 kilómetros cuadrados de terrenos cultivables al año.
“Un kilo de algodón virgen necesita alrededor de 13.000 litros de agua para su cultivo y posterior procesado y teñido”, ha explicado Pablo Ramiro, de Hilaturas Ferré. (AgenciasQUINTANA ROO HOY)