Países desarrollados que ayudaron a crear vacunas tan importantes como la de la viruela, enfrentan ahora al movimiento antivacuna, gracias al cual la presencia de enfermedades como sarampión, paperas, tos ferina y rubeola, entre otras, ha ido incrementando desde 2008 en diferentes naciones del mundo.
Un estudio publicado por la revista especializada EBioMedicine asegura que Europa es donde existe un mayor rechazo a las vacunas. En naciones de primer mundo de ese continente desconfían de la seguridad de estas herramientas médicas y por eso se sumaron al movimiento, aunque no midieron el impacto de esta decisión.
Investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres centraron su trabajo en conocer qué piensa la gente acerca de la seguridad y efectividad de las vacunas, y descubrieron que muchas de las personas entrevistadas creen que éstas no son importantes e, incluso, que no son compatibles con sus creencias religiosas. En su estudio entrevistaron a más de 66 mil personas de 67 países.
No se trata de un movimiento antivacunas, sino de varios movimientos que persiguen el propósito común de oponerse o desalentar el uso de las vacunas bajo esquemas conceptuales diferentes”, dijo a Excélsior José Luis Díaz Ortega, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública y miembro del Comité Regional para la Certificación de la Erradicación Final de la Poliomielitis, de la Organización Panamericana de la Salud.
El también especialista en Epidemiología y en Inmunología comentó que “por un lado se ubican las personas y organizaciones que desde concepciones ideológicas o filosóficas de corte ‘naturista’ predican el retorno a la naturaleza, rechazando el consumo de productos sintéticos y que ante la disyuntiva de la vacunación, optan por la exposición natural a virus y bacterias, aunque en ello se juegue el riesgo de enfermar gravemente, de presentar secuelas incapacitantes de la enfermedad e incluso de morir; por otra parte pueden identificarse los grupos religiosos que consideran a la enfermedad como un castigo o como voluntad divina ante la cual sólo la resignación es válida”.
Hay otros grupos, agrega Díaz Ortega, como los usuarios de la “medicina alternativa”, para los cuales determinadas dietas, costumbres o el consumo de tés, productos herbolarios diversos, la meditación, etcétera, son alternativas válidas a la aplicación de vacunas. Y están los grupos cuyo bagaje teórico se apoya en “evidencias” que provienen de artículos publicados en revistas diversas, pero cuyo análisis meticuloso muestra que se trata de planteamientos seudocientíficos.
La ideología de este movimiento no se fincó apenas; desde 1998, el médico Andrew Wakfield publicó un estudio en The Lancet en el que aseguraba que la vacuna triple vírica estaba asociada a la aparición de autismo en los niños. Muchos integrantes de esa corriente toman lo dicho por Wakfield para aseverar que los antídotos médicos son perjudiciales.
No obstante, una investigación periodística realizada en 2007 reveló que el médico había manipulado los datos de los participantes para obtener resultados y poder demandar a las farmacéuticas que fabricaban vacunas.
Difteria, tos ferina, tétanos, paperas y sarampión fueron algunas de las enfermedades que comenzaron a rebrotar y ser epidemia en diferentes localidades de Europa, Estados Unidos y Sudamérica.
PAÍSES EN LA LISTA
Aunque los antivacuna se encuentran en distintas partes del mundo, siete de los diez países más inmiscuidos en el tema son europeos.
Francia se posiciona en el primer lugar, seguido por Bosnia-Herzegovina, Rusia, Mongolia, Grecia, Japón y Ucrania.
En Estados Unidos cada día más personas se unen a esta corriente. California es uno de los estados que más casos presenta, pese a que recientemente se registró un brote de sarampión que activó la alerta mundial por ocurrir en un parque de gran afluencia internacional, Disneylandia.
En los países industrializados como los europeos y en Estados Unidos y Canadá tienen presencia en las redes sociales y en las páginas de internet información parcial y confusa que más bien es desinformación”, destacó Díaz Ortega.
Y este pensamiento no sólo encuentra impulso en ciudadanos comunes, famosos como el actor Jim Carrey niegan su efectividad.
El diario estadunidense The New York Times publicó un editorial en el que señalaba el uso político de esta ideología. Señaló al partido italiano Movimiento 5 Estrellas por hacer campaña en favor de las personas que rechazan las vacunas.
De acuerdo con autoridades de salud de Italia, en esa nación se registraron, de enero a abril de 2017, mil 920 casos de sarampión, lo que supone un incremento de 532 por ciento respecto del mismo periodo de 2016.
En un comunicado el Instituto Nacional de Salud y el Ministerio de Salud de Italia, se subrayó que 88 por ciento de la gente que contrajo el sarampión no estaba vacunada y 73 por ciento tenía 15 años o menos.
En ese entonces, la misma ministra de Salud Beatrice Lorenzin dijo que “los datos (de contagios de) sarampión son realmente preocupantes, debido a una desinformación grave, peligrosa y anticientífica, que también han difundido fuerzas políticas, lo que ha conducido a no vacunarse”.
El fundador de Movimiento 5 Estrellas, el comediante Beppe Grillo, hizo eco de las creencias de recelo a las vacunas y también afirmó que “provocaban otros males como autismo”.
Pero Beppe Grillo no es el único político que se subió a este tren, el mismo Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, publicó en 2014 un tuit en el que señaló: “Un niño completamente sano, va al médico, le meten un montón de vacunas, no se siente bien y cambia – AUTISMO. ¡Muchos casos!”.
El médico Díaz Ortega dijo que “la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tienen portales donde se dispone de información técnica y científica sobre vacunación y enfermedades prevenibles por vacunación, adicionalmente la OPS y OMS promueven investigación sobre barreras para la vacunación presentes en el personal de salud y en los padres de los niños y sobre oportunidades perdidas de vacunación en los niños y en mujeres en edad fértil”.
Agregó que una parte de las estrategias para prevenir algunas enfermedades infecciosas y mejorar la calidad de vida de la población depende de la vacunación
oportuna.
La semana pasada se informó sobre tres casos de sarampión en la Ciudad de México, aunque la Secretaría de Salud aseguró que se trata de una mujer de origen italiano, su hijo y la señora que cuida al menor, y que ya se atienden. En México no se tenía registro desde 1996 de casos de sarampión.
José Luis Díaz Ortega, secretario técnico del Comité Nacional de Verificación de la Eliminación del Sarampión, Rubeola y Síndrome de Rubeola Congénita, informó a Excélsior que “los resultados aún no publicados de una encuesta serológica de sarampión realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública en 2012 mostrarán que una amplia mayoría de la población cuenta con títulos de anticuerpos protectores contra esta enfermedad, en algunos grupos la frecuencia de anticuerpos ronda 99 por ciento”.
Comentó que “las causas de no vacunación en nuestro país provienen fundamentalmente de la falta de información, de la insuficiencia de los mensajes de promoción de la salud, de insuficiencia de los servicios de salud para ofertar la vacunación y de la falta de decisión de los padres de los niños y de los adultos en general para demandar este servicio”.
Por su parte, Carolina Gómez Vinales, maestra en Salud Pública y profesora del ITAM, señaló a este diario que “las vacunas son una decisión individual de padres hacia hijos, pero estas decisiones afectan la salud colectiva y los virus se propagan de manera casi inmediata”.
Hay algunas poblaciones en Hidalgo y Chiapas, comenta, en las que su religión no les permite vacunarse. “Afortunadamente en México no se ha detectado un movimiento antivacunas como tal y hay que destacar que nuestro plan de vacunas es gratuito y es el esquema universal de vacunas”, dijo.
La Ley General de Salud establece que en una situación de emergencia se ejerce la obligatoriedad de vacunar a todos aquellos que sean susceptibles de contagio”, aseguró.
En Europa, de los tres países que tienen casos de sarampión, Italia ocupa el número uno”, señaló Gómez Vinales.
El investigador José Luis Díaz Ortega advirtió que “otra cosa sería si un caso importado (de sarampión) llegara a una población en la selva, en la montaña, en las zonas desérticas o en cinturones marginales de las grandes ciudades donde haya un número considerable de personas sin anticuerpos; en esa situación, un solo caso importado podría generar una epidemia importante”.
FUENTE/ EXCELSIOR