Un experimento sin animales vivos
Para llegar a estas conclusiones sin necesidad de contagiar a seres vivos, el equipo investigador recurrió a las células epiteliales de las vías respiratorias de animales muertos para esto usaron muestras de doce diferentes especies de mamíferos entre ellos: hurones, macacos Rhesus, gatos, perros, conejos, cerdos, ganados, cabras, llamas, camellos y dos especies de murciélagos.
El estudio reveló que los macacos Rhesus y los gatos mostraron un incremento de 4 veces en la carga del ARN viral. Al secuenciar el genoma viral, se observó que el covid-19 se replicó en los modelos in vitro de dichos mamíferos sin necesidad de adaptarse. En cambio, en las células de los otros diez animales “se detectó un nivel continuo o decreciente de la carga de ARN viral a lo largo de todo el curso temporal”, según se aclara en la investigación.
Además de servir como punto de referencia a la hora de prevenir la propagación de nuevas cepas de coronavirus en animales y su posible transmisión a humanos, el estudio tiene otra importante implicación, ya que el uso del banco biológico a base de células de especímenes ya muertos podría reducir el número de experimentos con animales.