Redacción / Grupo Cantón
México.- “En tanto dure el mundo, no se acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan”, decía el cronista nahua Chimalpain. Hoy, a 700 años de su fundación, la ciudad que dio origen al nombre y corazón de México sigue siendo símbolo de identidad, resistencia y legado.
Aunque la historia de su fundación ha sido discutida por historiadores, el año 1325 —específicamente el 13 de abril, día de un eclipse solar— es la fecha más aceptada por investigadores como el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien lideró el Proyecto Templo Mayor desde 1978.
En esa época, los mexicas —un pueblo errante y rechazado por diversos señoríos— recibieron permiso del gobernante tepaneca Tezozómoc para asentarse en unos islotes del Lago de Texcoco, no necesariamente donde vieron el águila sobre el nopal, como cuenta la leyenda, sino en el sitio que les fue asignado. Allí comenzaron a construir México-Tenochtitlan, sobre terrenos pantanosos y difíciles de cultivar.
La ciudad se consolidó gracias a una estructura económica basada en la agricultura intensiva, el comercio, la tecnología hidráulica y una red militar respaldada por alianzas estratégicas como la Triple Alianza con Texcoco y Tlacopan, que les permitió dominar gran parte de Mesoamérica.
El escritor e historiador Enrique Ortiz García recordó que los mexicas, inicialmente marginados y considerados belicosos, reescribieron su origen a través de mitos como el del águila y el nopal. Señaló que la fundación de la ciudad no se dio en un sitio deshabitado, ya que hallazgos en Tlatelolco demuestran asentamientos anteriores, incluso desde el siglo X.
Ortiz también abordó el debate actual sobre la reivindicación del pasado prehispánico y los cambios simbólicos impulsados por el gobierno, como la remoción de la estatua de Colón y el regreso de monumentos indígenas a espacios públicos.
El esplendor de los mexicas quedó documentado en sus logros: sistemas de medición, escritura pictográfica, metalurgia sofisticada, agricultura simbiótica (maíz, chile, calabaza, cacao), y comercio de larga distancia. Los pochtecas —comerciantes de élite— conectaban los mercados locales con rutas fluviales y terrestres.
Pese a la caída de Tenochtitlan en 1521, su historia y su gloria continúan vivas. Hoy, al conmemorar sus 700 años, México celebra no solo a una ciudad, sino a la raíz cultural que lo define.