Agencias
CIUDAD DE MÉXICO
El gorila Bantú murió por una sobredosis de anestesia luego de que los médicos veterinarios que preparaban su traslado se salieron del protocolo de manejo, que previamente ellos mismos habían establecido, afirmaron a Excélsior fuentes cercanas a la investigación.
De acuerdo con la información, el primer dardo con una mezcla de los fármacos Tiletamina/Zolacepam, Ketamina y Medetomidina fue disparado a Bantú con una dosis de 3.15 mililitros, suficiente para dormir a un ejemplar de 200 kilogramos, pero resultó que el gorila pesaba 20 kilos más, por lo que no se logró que entrara en un sueño profundo, como se esperaba.
Los especialistas decidieron aplicarle una segunda dosis que no estaba contemplada, lo que al parecer provocó el paro cardiorrespiratorio a Bantú, quien no tenía antecedentes de enfermedad.
La segunda dosis fue de 1.5 mililitros, de los mismos tres fármacos. Posteriormente le aplicaron 3 mililitros de Atipamezol para tratar de revertir el efecto del sedante.
Se desconoce por qué el protocolo no incluía otras alternativas en caso de que Bantú no respondiera al primer dardo, ya que, por ejemplo, existen fármacos inhalables, menos agresivos.
Tampoco se explica la razón por la que se quería sedar tan profundamente al gorila, pues aparentemente la única intención de dormirlo era meterlo a un contenedor para poderlo trasladar al Zoológico de Guadalajara, donde se aparearía.
Las informes señalan que en 2010 Bantú fue anestesiado con el fin de realizarle algunos exámenes médicos y en esa ocasión fue suficiente un sólo dardo para un peso de 200 kilogramos.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se enteró de lo ocurrido por redes sociales, ya que fue hasta la mañana del jueves cuando la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente les notificó la muerte del gorila.
A pesar de que la dirección del Zoológico de Chapultepec ya tenía todo dispuesto para incinerar al gorila, la Profepa decidió asegurar el cadáver y mantenerlo congelado en tanto se llevan a cabo las indagatorias.
Por lo pronto, se tomaron muestras de sangre a Bantú, que serán enviadas a la UNAM y a un laboratorio de patología certificado en Estados Unidos, que podrían arrojar resultados en aproximadamente un mes.
De confirmarse que el ejemplar murió por un mal manejo, la dependencia federal podría aplicar una sanción económica que va de los 50 a 50 mil días de salario mínimo, o una amonestación pública.
Por la vía penal, trascendió que la agrupación Proyecto Gran Simio México, que busca liberar a todos los primates en cautiverio, presentó una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos contra el Ambiente de la PGR.
SUSPENDEN A DIRECTOR
El director general de Zoológicos y Vida Silvestre, Juan Arturo Rivera Rebolledo, fue suspendido temporalmente de su cargo hasta que se esclarezcan las causas de la muerte del gorila Bantú.
En un comunicado, la Secretaría de Medio Ambiente señaló que esta medida busca generar condiciones para que exista absoluta transparencia en la investigación de las causas del fallecimiento del ejemplar de casi 25 años que vivía en el Zoológico de Chapultepec.
Detalló que la suspensión es hasta que sean entregados los hallazgos de la necropsia y quede demostrado que no hubo mal manejo de los protocolos establecidos para el traslado del animal.
Los análisis forenses serán realizados por laboratorios y especialistas médicos de la UNAM y en un mes aproximadamente se tendrá respuesta.
Bantú sería trasladado al Zoológico de Guadalajara con fines reproductivos, donde interactuaría con dos hembras de su especie.