HONG KONG.
Miles de manifestantes se dirigieron el domingo a la oficina de representación de China en Hong Kong, mientras la ira por un proyecto de ley de extradición se transforma en un nuevo frente contra lo que muchos ven como una erosión más amplia de las libertades por parte de políticos de la ciudad en Pekín.
Millones de personas se han movilizado en los últimos dos meses en una demostración de fuerza sin precedentes contra la líder de Hong Kong, Carrie Lam, desencadenando la peor agitación social que ha sacudido a la antigua colonia británica desde que regresó al dominio chino hace 22 años.
Activistas vestidos de negro, muchos de ellos con máscaras, desafiaron las órdenes de la policía y marcharon más allá del final oficial de una manifestación que tuvo lugar ese mismo día algo más temprano, para dirigirse a la Oficina de Enlace de Pekín, cerca del corazón del centro financiero.
Cuando se les preguntó si los manifestantes intentarían forzar la entrada al edificio, un hombre de 30 años de edad vestido de negro de pies a cabeza dijo: “No”, mientras imitaba una acción de cortar la garganta.
“Eso sería la muerte de Hong Kong”, añadió.
Algunos manifestantes arrojaron huevos a las paredes de la Oficina de Enlace, mientras que otros pintaron grafitis con aerosol, en un desafío directo al Partido Comunista en Pekín.
DISTURBIOS Y ENFRENTAMIENTOS
Cientos de policías antidisturbios tomaron posiciones cerca de la Oficina de Enlace.
En las proximidades, los activistas embadurnaron grafitis en enormes pilares de hormigón que conducían a él, con las palabras “Restaurar Hong Kong, la Revolución del Tiempo”.
Esta nueva protesta ha sacado a la calle a entre 130 mil y 430 mil personas, según respectivas estimaciones de policía y organizadores, y ha alcanzado su punto álgido de tensión en el centro Shun Tak, un complejo comercial en el norte de la isla de Hong Kong.
La policía anunció que disparó los gases en respuesta al lanzamiento de botellas y ladrillos por parte de los manifestantes, según declaraciones de fuentes policiales recogidas por el ‘South China Morning Post’.
De momento no se tiene constancia de heridos graves ni tampoco hay una cifra oficial de detenidos.
Otro punto de tensión fue la sede de la Oficina de Enlace con China, a la que los manifestantes han arrojado huevos y pintado sobre su fachada, entre cánticos que reivindicaban la teórica independencia judicial del territorio sobre Pekín al amparo del lema “Un país, dos sistemas”.
La oficina ha condenado a través de un comunicado el comportamiento de los manifestantes.
“Hemos respetado a los miembros del público que expresaron sus opiniones pacíficamente, pero las marchas han terminado repetidamente en manifestaciones ilegales, ocupaciones de carreteras, desafíos a los cordones policiales y asedios a edificios”.
“El Gobierno (de China) está preocupado de que un pequeño grupo de manifestantes radicales estén planeando incitar al público a violar la ley e incluso asaltar las oficinas del gobierno central en Hong Kong. Tal medida amenazará la seguridad en Hong Kong y supondrá una amenaza para un país, dos sistemas. La sociedad no aceptará esto”, avisaron las autoridades.
DOS MESES DE PROTESTAS
La protesta del domingo es la última de una ola de disturbios que ha sumido al centro financiero asiático en una crisis política.
Algunos sostenían pancartas que decían: “MENTIROSA” y “No hay excusa para Carrie Lam”. Un cartel pegado en un poste de luz pedía una “Investigación sobre la brutalidad policial”.
Muchos ignoraron el punto final oficial de la marcha, mientras las manifestaciones no muestran signos de tregua, lo que representa el mayor desafío popular para el líder chino Xi Jinping desde que asumió el poder en 2012.
Las autoridades utilizaron vallas como barrera en las sedes del gobierno y de la policía, mientras que el banco global HSBC, en un movimiento poco común, colocó grandes vallas metálicas en la calle ante su deslumbrante rascacielos.
Aunque la mayoría de las manifestaciones se han desarrollado pacíficamente, algunas han estallado en violencia a altas horas de la noche, cuando los manifestantes más radicales se han enfrentado a la policía.
La fuerza policial de la ciudad ha sido sometida a escrutinio después de que los agentes dispararan balas de goma y gas lacrimógeno el mes pasado para dispersar a los manifestantes en algunos de los peores actos de violencia en Hong Kong en décadas.
La policía está luchando para hacer frente a la falta de toma de decisiones, el deterioro de la moral y el enojo entre oficiales de rango y funcionarios que están tomando responsabilidades antes la impopularidad del gobierno, según dijeron a Reuters oficiales retirados y en servicio, políticos y analistas de seguridad.