En México, más de la mitad de la población son mujeres. Datos de la Encuesta Intercensal 2015 revelan que hay 61.4 millones de mujeres, lo que representa el 51.4 por ciento de la población nacional.
Sin embargo, el ejercicio pleno de sus derechos y el reconocimiento de su trabajo, asalariado y no remunerado, como motor fundamental del desarrollo económico y social del país, aún es una promesa incumplida, afirmaron especialistas de El Colegio de México (Colmex).
Expertas en mercado de trabajo, familia, género y migración destacaron, en entrevista por separado, que los desafíos que aún se enfrentan para garantizar la plena inclusión del sector femenino en el mundo del empleo en igualdad de condiciones frente al varón todavía son tarea pendiente.
Brígida García Guzmán, demógrafa y experta en mercados de trabajo y género, destacó que “hay muchos estudios que nos confirman que las mujeres aún ganan menos que los hombres, pese a tener las mismas actividades y responsabilidad, y que el llamado techo de cristal sigue funcionando en cuanto más se avanza en la cadena de mando o de responsabilidad en un cargo laboral y político”.
Destacó que al menos 40 por ciento de las mujeres de 12 a 75 años reciben algún salario por su trabajo, pero la labor no remunerada sigue totalmente invisible para la sociedad. Se trata, dijo, de todas las actividades en el hogar, pero también de las que se realizan para el cuidado de los hijos, los abuelos, los enfermos y los discapacitados.
García Guzmán indicó que este trabajo no remunerado genera hasta 20 por ciento del producto interno bruto, pero su valor económico y social aún no es reconocido. Señaló que la celebración del Día de las Madres apela a la parte emocional, sentimental del rol femenino, pero no es una fecha que reconozca el importante papel que realizan para el desarrollo y progreso del país.
En tanto, Liliana Rivera Sánchez, experta en migración e inserción laboral del Colmex, destacó que el Estado también debe enfrentar el desafío de las connacionales que regresan al país, ya sea porque fueron deportadas o por un retorno forzado.
Se trata, explicó, de mujeres que migraron muy jóvenes o adolescentes. Muchas de ellas se casaron y tuvieron hijos en Estados Unidos, pero al retornar a su país después de hasta dos décadas fuera se enfrentan a un mercado laboral que no conocen, ya que su única experiencia en la materia ha sido en Estados Unidos.
Indicó que la presencia del sector femenino en la migración es muy importante desde mediados de los años 90 del siglo pasado, y se acentúa a partir de 2000. Se trata de mujeres que migran por sus propios medios; no van acompañadas de un esposo ni van para alcanzar a un compañero. Se arriesgan para buscar un mejor empleo.
Rivera Sánchez enfatizó que en años recientes se ha incrementado el flujo de retorno, aunque las migrantes son el sector más renuente a regresar, quizá por el tema de los hijos, pues muchos tienen la ciudadanía, pero cuando retornan se ha detectado que vuelven a concentrarse en zonas urbanas del país, y no tanto en regiones rurales.
Pese a lo anterior, afirmó, el Estado no diseña sus políticas públicas con una clara perspectiva de género, pues cuando se anuncian acciones para fomentar el empleo de los retornados, por ejemplo, pareciera que sólo se tiene en perspectiva el perfil del varón, no el de la mujer, que muchas veces debe enviar recursos desde México para seguir apoyando la manutención de sus hijos en Estados Unidos. (Fuente: La Jornada)