Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.
Desde que la tecnología ha aportado a la población más desarrollo social y movilidad, gobiernos y organizaciones internacionales han lanzado campañas educativas apuntaladas en la distribución de aparatos tectológicos, ya que estas herramientas son muy poderosas para darles a los niños marginados grandes oportunidades.
Sin embargo, poco se discute sobre algunos efectos secundarios, hasta que la maestra de escuela de Virginia (Estados Unidos), Launa Hall, escribió un artículo en el Washington Post relatando lo que ocurrió cuando fue obligada a darles a iPads a sus estudiantes, luego de que su escuela recibiera un iPad por niño, bajo el entendido de que estos aparatos aumentarían la experiencia de aprendizaje.
Hall cuenta que los iPads tuvieron algunas cosas positivas. Sus estudiantes los utilizaron para grabarse explicando problemas de matemáticas, hicieron videos y canciones y ella grabó una minitarea para que ellos la vieran en casa. Pero, según la maestra de tercer grado de primaria, pocos días después de que cada uno empezara a usar su iPad notó una preocupante tendencia: los niños dejaban de hablar entre ellos y también de compartir e involucrarse.
Hall explica: los niños necesitan aprender habilidades de comunicación –cómo llevarse con los demás y mantener su propia posición. Necesitan hablar y escuchar en la escuela, con sus compañeros y con adultos con los que puedan modelar habilidades conversacionales. Los iPads mermaron esta importante tarea.