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Tripanofobia: El miedo a las inyecciones

De la Redacción
GRUPO CANTÓN

El sólo pensar en que un médico pude recetar inyecciones hace a muchas personas huir de los consultorios, este temor es en realidad una de las numerosas fobias existentes y que suelen atacar a los seres humanos con miedos injustificados, irracionales, intensos e incontrolables. Esta situación que lleva al temor a una situación o un objeto y que no son proporcionales al peligro que representan van del temor a la oscuridad a la aversión a las multitudes, y pasan por el escalofrío que produce una inyección, fobia llamada tripanofobia, y que es un asunto de cuidado entre personas que requieren del piquete médico, como los diabéticos.

En el fondo del cerebro

“Hay personas que por el sólo hecho de pensar en una inyección se inquietan y alteran, se ponen nerviosas y se mentalizan en que les va a doler y a lastimar, a esto los especialistas le denominan tripanofobia”, Este problema tiene su origen en la niñez. “El miedo a inyectarse surge desde pequeños, cuando algunas mamás o abuelas inculcan la idea errónea de que una inyección es dolorosa, además también se acostumbra amenazar con inyecciones como una medida de castigo“, nos cuenta la Lic. Alejandra Cuevas, licenciada en Nutrición y Educadora en Diabetes.

E problema no es sólo entre niños, sino que “se incrementa cuando el adulto es diagnosticado con alguna enfermedad que requiera inyecciones en su tratamiento como es el caso de la diabetes. En ella se requieren inyecciones subcutáneas diarias de insulina para poder controlar el azúcar en la sangre” afirmó la especialista.

Entonces, comenta, el paciente debe enfrentar la tripanofobia para seguir un tratamiento con insulina que le ofrecerá una buena calidad de vida.

Ciencia suave

“La buena noticia es que hoy inyectarse ya no es sinónimo de dolor, gracias a que la tecnología ha desarrollado las plumas para insulina que permiten al paciente mayor comodidad en la aplicación de esta sustancia, confianza, seguridad y, sobretodo, por tener una aguja fina y delgada, prácticamente se elimina el dolor”.

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Estas modernas plumas para insulina son fáciles de usar y permiten la administración exacta de las unidades requeridas, aún por personas que tienen problemas visuales o que han perdido la visión como consecuencia de la diabetes mellitus. Cuentan con un mecanismo auditivo que avisa al con clicks las unidades que se dosifican y su aguja se cambia en cada aplicación.

“Es importante mencionar que las agujas no se deben re-usar, ya que están finamente afiladas y lubricadas con el fin de hacer las inyecciones virtualmente indoloras, y el re-uso daña el afilado y ocasiona pérdida del lubricante, se incrementa el dolor y la incomodidad con cada re-uso”.

A tomar en cuenta

Las puntas “torcidas” no solamente hacen la inyección más dolorosa, sino que ocasionan sangrado y magulladuras locales. Por otra parte la ausencia de la lubricación incrementa la fricción y la fuerza que se requiere para empujar la aguja a través de la piel, lo que da como resultado más dolor y el riesgo innecesario de que la aguja se doble y eventualmente se rompa dentro de la piel, lo que puede volver a originar la tripanofobia y hacer que el paciente deje de lado el apego a su tratamiento, perdiendo así el control de su enfermedad y favoreciendo las tan temidas complicaciones de la diabetes.

Las agujas son desechables y están diseñadas para usarse una vez y tirarlas, pero algunas personas tienen la creencia de que si se limpian con alcohol se pueden re-utilizar; situación que daña las agujas que tienen una capa protectora para que la aguja se deslice en la piel sin dañarla, misma que se elimina cuando se les aplica alcohol u otras sustancias.

Fuente: El Universal

Publicado por
Redacción Quintana Roo