Duerme lo más temprano que puedas. No corras a emborracharte con tus amigos entre semana, deja de ver películas hasta la madrugada, evita las pláticas telefónicas nocturnas o la sobremesa con tu familia hasta altas horas de la noche.
Aleja el celular. Trata de no usar el celular al llegar a casa o de revisarlo antes de acostarte. Deja de jugar Candy Crush. De estar en Facebook. De revisar Twitter. Lo ideal sería reducir su uso en general, pero empecemos por hacerlo minutos antes de irnos a dormir….
Prepara tu desayuno una noche antes. Pierdes gran parte de tus minutos matutinos en ver qué vas a desayunar, en la preparación y en ingerirlos, aunque en el peor de los casos ni tiempo te da de eso. Alista tu comida por las noches y refrigérala.
Agiliza el proceso de “¿Qué me voy a poner?”. Otra actividad en la que pierdes demasiado tiempo. Es mejor dejar lista la ropa desde un día antes.
Adelanta tu reloj. A algunas personas les funciona. Con cinco o diez minutos bastarán para que tu cerebro capte la señal, en ese momento sabrás que se te está haciendo tarde. Ojalá seas de los que no se burla de sí mismo por andar haciendo este tipo de trampitas.
Configura tu alarma. Coloca un sonido fuerte, que te sacuda y no algo que te relaje y termine arrullándote para volver a caer en los brazos de Morfeo. También sería bueno indicarle a tu alarma que suene cada cinco minutos. Así será imposible que vuelvas a quedarte dormido.
Sal de tu casa media hora antes de lo normal. Además de todo lo anterior, sería realmente inteligente sumarle 30 minutos al tiempo de cada trayecto que realizas al moverte en la ciudad de México.