Los zapatos parecen ser algo fácil de limpiar, con solo pasarles un trapo y ya, pero la verdad es que cada tipo de zapato requiere de una forma de limpieza diferente.
Zapatos de cuero. Para eliminar la suciedad y las manchas más rebeldes, frota con un paño humedecido en una solución preparada con base en partes iguales de agua y vinagre blanco. Una vez que el zapato de cuero se seque, frótalo con un paño seco. Y las marcas en el cuero se eliminan pasándoles un paño humedecido y con un toque de bicarbonato de sodio.
Zapatos de charol. Todo lo que necesitas para hacerlos brillar es un poco de líquido limpiavidrios y un paño seco. Para eliminar las marcas basta frotarlos con un algodón con vaselina.
Zapatos de gamuza. Requieren un tratamiento especial: siempre hacia el mismo lado, cepíllalos suavemente con un cepillo de cerdas suaves. Una vez que elimines la suciedad, “péinalos” pasando el cepillo con un poco más de fuerza.
Zapatillas de lona y deportivas. Cepíllalas con un cepillo de dientes viejo. Para la suela utiliza una pasta hecha con bicarbonato de sodio y agua. Luego colócalos en el lavarropas y déjalos secar al aire libre.
Sandalias de playa. Coloca las chancletas bajo el grifo de agua y deja correr unos segundos. Luego espolvoréalas con bicarbonato de sodio y déjalas reposar durante cinco minutos. Cepíllalas con un cepillo de dientes viejo, y luego colócalas en la lavadora.