Agencias
CIUDAD DE MÉXICO
A algunas personas les encanta el picante, y un estudio reciente encuentra que las personas que prefieren su comida con especias podrían también tener un riesgo más bajo de muerte prematura.
El estudio se basó en un análisis de la comida durante varios años. Encontró que los adultos que reportaban comer alimentos picantes, como chiles frescos y secos, incluso apenas tres días a la semana, eran menos propensos a morir durante el periodo del estudio que los que consumían esos alimentos menos de una vez por semana.
“El hallazgo es muy sencillo”, dijo el autor líder del estudio, el Dr. Lu Qi, profesor asociado de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston. “Si come más comida picante, es mejor para su salud y reduce el riesgo de mortalidad, sobre todo el que se relaciona con el cáncer y la enfermedad cardiaca”.
Pero los autores del estudio advirtieron que su investigación no pudo establecer un vínculo causal directo entre el consumo de comida picante y una mortalidad más baja. Solo pudieron encontrar una asociación entre esos factores.
Qi y sus colaboradores publicaron sus hallazgos en la edición en línea del 4 de agosto de la revista BMJ.
Entre 2004 y 2008, los autores del estudio llevaron a cabo encuestas sobre los antecedentes de alimentación y de salud de unos 199,000 hombres y 288,000 mujeres de diez regiones distintas de China. Los participantes tenían entre 30 y 79 años de edad.
Las personas con antecedentes de cáncer, enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular fueron excluidas del estudio. El tiempo medio de seguimiento fue de siete años. En ese periodo, murieron más de 20,000 participantes.
El equipo no midió cuántas especias incluían exactamente los participantes en sus comidas individuales, ni qué tan “picante” era en realidad la dieta general de cada encuestado.
Pero los investigadores encontraron en general que comer alimentos frescos picantes incluso apenas una o dos veces por semana se asociaba con una reducción del 10 por ciento en el riesgo general de morir durante el estudio, en comparación con comer esos alimentos menos de una vez por semana.
Comer alimentos picantes entre tres y siete días a la semana pareció reducir la mortalidad en hasta un 14 por ciento, reportaron los autores.
Los chiles frescos, entre los alimentos picantes de uso más común, se vincularon específicamente con un riesgo más bajo de morir como resultado de cáncer, enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2.
Esos hallazgos se mantuvieron en ambos sexos, incluso tras tomar en cuenta las diferencias en la edad, el nivel educativo, los patrones de sedentarismo y el estado civil. Dicho esto, se encontró que el efecto protector de las especias era incluso mayor entre los que no tomaban alcohol, encontró el estudio.
Qi anotó que la investigación actual solo buscaba identificar el impacto asociado de las dietas con especias, no decodificar la forma exacta en que las especias podrían ofrecer una protección contra la enfermedad y la muerte.
Pero apuntó a investigaciones anteriores en animales, que dijo que sugirieron que los componentes que se encuentran en las especias frescas ayudan a mejorar los niveles de colesterol, a mantener un contenido bacteriano saludable en los intestinos, a controlar la inflamación y a reducir el estrés oxidativo.
“Los estudios en humanos son escasos. Pero todos esos mecanismos podrían contribuir potencialmente al efecto protector que observamos, que creo que se aplicaría por igual a otras poblaciones, como los estadounidenses”, explicó Qi, que también es profesor asociado de nutrición y epidemiología de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston.
Lona Sandon, dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern, en Dallas, no se mostró renuente a acoger la promesa saludable de los chiles y otras especias similares. Ofreció un simple consejo: “a comer”.
“Sabemos que las especias son ricas en potentes antioxidantes que podrían proteger del cáncer y la enfermedad cardiaca”, “Las especias se han usado durante años en las prácticas de medicina tradicional para curar o tratar una variedad de enfermedades”.
Y, añadió, “se sabe que la capsaicina de los pimientos ayuda a combatir la inflamación. Los pimientos son también una buena fuente de vitamina C, un agente anticancerígeno potencial conocido”.
Investigaciones anteriores también han sugerido que otras especias, como el curry y el ajo, protegen del cáncer y son beneficiosas en la lucha por reducir el colesterol y la presión arterial, apuntó Sandon.
Pero a pesar de las indicaciones de un “elemento subyacente protector”, también advirtió que “muchos de estos estudios no tienen la potencia suficiente como para probar causalidad”.
Sin embargo, Sandon anotó que las especias ofrecen sabor, no añaden calorías y no son peligrosas. “Y si ofrecen un beneficio añadido para la salud, mejor todavía”, dijo.