¡Somos lo que pensamos! Recuerdo muy bien que mi madre siempre decía: somos lo que queremos ser, y creo firmemente qué es cierto.
Somos el reflejo de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos, es por eso, que es de suma importancia cultivarnos, adquirir mayor conocimiento y llenar todo nuestro ser de sentimientos positivos.
También debemos trabajar para mantenernos sanos y consientes, no llenarnos de pensamientos y sentimientos negativos que nos causan dolor, amargura, codependencia a personas, alcohol y drogas en general, ansiedad, baja autoestima, celos, culpa, depresión, desesperación, inseguridad, miedo, odio, rencor, resentimiento y victimización.
Sí tenemos hábitos negativos, la única forma de cambiar es siendo muy honestos con nosotros mismos, ¡no hay otra forma de lograrlo!
Deberemos trabajar en nuestra superación para dejar atrás las fobias, apegos y adicciones, todos los límites y creencias con las que hemos sido condicionados desde la infancia que han sido y son los causantes de nuestro sufrimiento, fanatismo e inseguridad, para poder modificar el modo en que pensamos y vivimos las experiencias e impresiones dañinas o negativas que pudiésemos haber sufrido en el pasado, que conservamos y nos causan daño cada vez que las recordamos.
No busques afanosamente a quién culpar de tu infelicidad solo por no ser capaz de afrontar y aceptar que la felicidad es una actitud de la cual únicamente tú eres responsable.
Atrévete a ser y vivir feliz.