Desear tener sexo es algo muy natural y más cuando estás con tu pareja, pero si eres incapaz de controlar tu comportamiento y no puedes quitar esa idea de tu mente, entonces podrías tener un problema de adicción que puede dañar tu vida.
La adicción al sexo mejor conocida como hipersexualidad, se caracteriza por querer aumentar la frecuencia de relaciones sexuales y estar irritable cuando se interrumpen, lo que puede causar dificultades con la pareja, familia, entorno social o económico.
La psicóloga y sexóloga Cristina Prieto, perteneciente al Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, indica que esta conducta comparte síntomas similares a las de adicciones por sustancias como desear más relaciones, desasosiego cuando disminuyen, recaída tras un periodo de privación y los distintos cambios de humor cuando no se da.
Entre las causas que lo originan, la especialista menciona las siguientes:
Déficit de dopamina
Falta de autocontrol
Impulsividad
Búsqueda de sensaciones
Aislamiento social
Haber sufrido abusos en la infancia
Malestar emocional general
Soledad afectiva
Gran exposición a material pornográfico
“La conducta ya no se lleva a cabo para conseguir placer sino para evitar el malestar de no llevarla a cabo”, indica.
Por ello, muchas personas tienen conductas agresivas o destructivas con tal de disminuir su molestia. Entre más se mitiga ese deseo, mayor sea la satisfacción y la culpa.
¿Qué ocasiona esta adicción?
Una persona con hipersexualidad, convierte al sexo en la parte más importante de su vida, teniendo como resultado daños en las relaciones sentimentales, además de aislamiento social, trastorno de ánimo, ansiedad y mayor riesgo de caer en otras adicciones o contagiarse de alguna enfermedad.
“Algunas de las personas que sufren esta adicción no tienen ninguna precaución con las infecciones de transmisión sexual, con lo que eso significa un peligro para ellos mismos y para sus parejas”, indica.
El tratamiento consiste en apoyo psicológico donde se mejore el estilo de vida del paciente y se eliminen los comportamientos desadaptativos, en los que es primordial el apoyo de la pareja y familia. Si el caso es severo, se pueden suministrar psicofármacos para frenar la impulsividad.
”No sólo es importante dar información sobre los peligros del consumo de pornografía, las infecciones de transmisión sexual o los embarazos no deseados, sino también trabajar actitudes sexuales saludables y, en definitiva, lo que implica una erótica sana”, concluye.
(Con información de DMedicina)