El Konjac es un alimento básico en las dietas de muchos países asiáticos. Es bajo en calorías y a menudo se utiliza como un suplemento dietético para el control de peso, ya que puede producir una sensación de ansiedad durante más de cuatro horas sin aportar muchos carbohidratos.
Investigaciones indican que las fibras solubles que contiene pueden ayudar a disminuir la presión arterial, el colesterol, la absorción de la glucosa y promover el movimiento regular del intestino.
Por sus propiedades benéficas es utilizada en regímenes dietéticos.
Su capacidad para hincharse al entrar en contacto con agua le permite llenar el estómago.
Además, se mueve por el sistema digestivo muy lentamente, haciendo que el apetito quede satisfecho por un largo periodo de tiempo.
Esta característica la convierte en una planta siempre y cuando el régimen incluya además una ingesta abundante de agua y la realización de ejercicio físico.
¿Quién puede tomarlo?
Los diabéticos y las personas que comen demasiado. El Konjac no elimina las compulsiones alimenticias, pero ejerce un efecto sobre la grelina, una hormona que controla el apetito.
Pero cuidado, consumir mucho Konjac sin controlar la ingesta de otros alimentos está abocado al fracaso, sin contar con la hinchazón, los problemas de fermentación y la irritación del intestino que puede provocar.
¿Con qué frecuencia?
Conviene beber siempre suficiente agua o mezclar el Konjac con un líquido para que se hinche en el estómago y evitar que obstruya el intestino, lo que provocaría dolores abdominales y estreñimiento. En forma alimenticia: comer una porción de 120 gramos. Antes de consumir regularmente el Konjac, conviene observar sus efectos sobre la digestión.