La violencia dentro de las parejas empieza a estar presente cada vez más en jóvenes y adolescentes, quienes no son conscientes que están viviendo una relación emocionalmente abusiva, por este motivo es importante que aprendamos a cómo detectar algunas señales de advertencia.
Lo primero que debemos hacer si dudamos si estamos viviendo una relación abusiva o tenemos dudas es acudir a un profesional de la psicología.
Este nos escuchará, analizará nuestra situación y nos ayudará a ver con una perspectiva diferente lo que nos está sucediendo.
Esto nos permitirá saber si lo que necesitamos es acudir a terapia de pareja, trabajar algunos aspectos importantes de la relación (comunicación, respetar el espacio del otro, etc.) o si, por el contrario, es necesario romper el vínculo.
ACTITUD HOSTIL
Este es uno de los componentes principales de una relación abusiva, la celotipia (celos patológicos) o la concepción de la violencia como una forma de resolver los conflictos (modelo relacional de los padres) favorece a esta actitud tan dañina. En ella la manipulación y agresión, está presente a diario.
PROYECCIÓN DE RABIA
Una persona que está siempre enfadada tiene un impulso de expresar esa ira. Como consecuencia, hace daño a las personas que están a su alrededor. Nunca se debe justificar el daño que nos puede hacer la otra persona, esta debe aprender a gestionar su rabia acudiendo a un profesional.
FALTA DE COMUNICACIÓN
Esto no es algo que suceda de un día para otro, sino progresivamente. La persona abusiva empieza a utilizar el silencio como forma de castigo, en lugar de comunicar de forma abierta aquello que no le gusta o que le desagrada.
CULPA CONSCIENTE
Otra de las señales de que estamos en una relación donde hay violencia es la culpa que nuestra pareja nos echa por todo. Puede ser desde que se nos ha caído un vaso y se ha roto, hasta lo mal que le ha ido todo en el trabajo. Algunas culpas son completamente absurdas.
CONTROL ABSOLUTO
La última de las señales es el control absoluto que la persona que es nuestra pareja ejerce sobre el dinero, los hijos, el trabajo o las salidas con los amigos. Esto hace que no seamos independientes sino, más bien, una extensión de nuestra pareja.
RELACIONES ABUSIVAS
Esto ocurre cuando uno de los involucrados (independiente del género) asume la posición de siempre satisfacer al otro, de modo que los deseos y voluntades de la otra persona sean la prioridad en la relación, mientras que los suyos son anulados o colocados en segundo plano . Una relación abusiva no solo se manifiesta de forma física sino también psicológica.